Post by Eidolon on Aug 23, 2019 1:37:34 GMT 1
El pequeño grupo de siete oscuras figuras muertas observaban en sus cuencas vacías la ciudad conforme bajaban en los grandes navíos de río que procedían de Augusto y estaban llegando a la ciudad de los medianos. Estos vigilaban un gran cargamento de minerales, armaduras, armas, herramientas de construcción, herramientas de labranza y otros excedentes que los muertos poseían en abundancia.
Ancrost, el líder muerto con autoconsciencia, ya sospechaba que se le ponía una difícil tarea por delante pero era al llegar y entrar a la ciudad sería cuando realmente vería lo imposible de la tarea que el Gran Señor le había encomendado.
Esta llegada de los delegados muertos sucedía tras un acuerdo aparentemente productivo en el que los anteriores señores de la ciudad en ruinas, las guadañas de Nerull, ofrecieron a la necrópolis la región de los vivos de Rym. Una civilización de vivos que en teoría podrían trabajar para ellos y recolonizar las regiones vacías alrededor de Augusto.
En contraste lo que se veía era una ciudad que; tras las guerras con la casa Scavaea, los brutales bloqueos comerciales, los abusos de los siervos de Nerull y Hextor, la marcha de estos últimos llevándose cuanto pudieron de valor de la ciudad y finalmente los rumores de lo que estaba por llegar..... era básicamente unas ruinas destruidas de una ciudad de chabolas en mal estado y llenas de famélicos ciudadanos que no comían en semanas, plagados de enfermedades, miseria, dolores, prácticas de canibalismo, asesinatos y robos de lo poco que se pudiera encontrar en el lugar.
El lugar era una absoluta ruina con al menos una cuarta parte de sus ciudadanos pudriéndose enfermos en sus casas o muertos en las calles donde nadie se molestaba ni siquiera en recoger los cadáveres, donde las ratas eran perseguidas por los niños como un premio alimenticio, donde las familias se devoraban unas a otras cuando no pudieron alimentarse más de los animales callejeros o las suelas de sus botas... y básicamente un lugar de desolación a punto de estallar en un caos de revueltas y convulsiones finales antes de la inevitable muerte de la ciudad.
Ante la situación Ancrost se inclinó ante uno de los escasos guardias de la zona, que estaba plantado en el lugar pretendiendo que hacía alguna función en el lugar, y preguntó para ser conducido a alguna clase de oficial de la milicia si aún quedaba alguno. Ciertamente aún había uno en el "cuartel" (o lo que quedaba de el) y fue conducido ante tal capitán de la milicia. En tal lugar el guerrero oscuro contactó con el último oficial de cierto rango superviviente de los "Filos", la antigua mafia que hacía de guardias, y tras hablar con este se cercioró de que al menos las guadañas de Nerull dijeron a lo que quedaba de liderazgo por la ciudad sobre el trato que se había realizado con Augusto.. como si esto fuera a servir de algo claro.
Algunas averiguaciones mas tarde el muerto y sus seis huesudos escoltas de élite se encaminaron al consistorio donde empezaron a hablar con el "Ayudante", otro de las antiguas marionetas del culto de la Muerte, cuando de repente en el exterior del edificio se escucharon gritos de la muchedumbre. Investigando afuera... una enorme masa enfurecida y hambrienta de cientos de humanos y medianos gritaban y maldecían mientras unos pocos milicianos de los filos, totalmente imponentes, intentaban contenerlos sin éxito alguno.
El guerrero muerto intentó hablarles y explicarles sobre la recién llegada suya como delegado de Augusto pero la muchedumbre solo podía pensar en los rumores de alimento almacenado en el consistorio. Finalmente se empezaron a formar salvajes reyertas donde unos luchaban contra otros para abrirse paso.. la gente caía aplastada y pisoteada hasta la muerte y muchos se lanzaron desesperados con furia en sus ojos y espuma en la boca en un lastimoso intento de alimentarse de lo que fuera.
Los puños no bastaron y finalmente ante la avalancha humanoide Ancrost dio orden a sus poderosos escoltas muertos de empezara abatir a todo lo que estuviera atacando y avanzando. Por ello estos de manera mecánica y eficiente empezaron a acuchillar con sus armas a los desarmados asaltantes en una barrera de contención frente a la entrada del consistorio. Los famélicos asaltantes no tuvieron oportunidad y los muertos pronto empezaron a sanear con precisión a los asaltantes a base de empalar a estos en sus espadas por lo que el ataque se convirtió pronto en una huida masiva conforme los protestantes se dispersaron y huyeron a sus casas.
El resultado era medio centenar de muertos y casi tantos heridos pero de momento la marea había sido dispersada. Por ello Ancrost ordenó a los escasos y atónitos milicianos de los Filos que repartieran de las provisiones del propio delegado de Augusto una buena cantidad de pociones curativas para los heridos.
Siendo atendidos estos y tras ordenar a su escolta que se quedara vigilando la plaza... finalmente el muerto volvió al interior acompañado por los recién llegados cabecillas supervivientes de la ciudad que observaron lo sucedido en cuanto llegaron al punto de reunión.
Ya dentro del consistorio Ancrost se encaró a los tres individuos que aún ejercían alguna autoridad en la ciudad, por un lado el capitán de los Filos con el cual ya había coincidido. Por otro el "Ayudante", la marioneta olvidada de los guadañas y noble menor que se había quedado al cargo en un consistorio inútil de una ciudad moribunda. Y finalmente "La Madre", otro instrumento olvidado por los siervos de Nerull, una mujer que controlaba a todos los huérfanos de la ciudad alimentándolos personalmente a cambio de usarlos como sus ojos y oidos.
El no muerto se decidió por hablar con estos tres e intentar explicarles lo que iba a suceder, mostrándoles los edictos que se implementarían en la ciudad y las políticas y filosofías meritocráticas de control estatal de recursos que deberían seguirse si se quería alguna oportunidad de supervivencia.
Ninguno de los tres parecía especialmente ilusionado o esperanzado de que hubiera alguna posibilidad de supervivencia para la ciudad por lo que el no muerto tuvo que esforzarse convencido de que necesitaría de la colaboración de estos cabecillas si quería tener esperanzas de organizar la ciudad de alguna forma en una cantidad de tiempo razonable.
En estas conversaciones se averiguó que el sótano del consistorio disponían de reservas de grano de emergencia para siembra, la cantidad no era excesiva pero técnicamente darían de comer a los ciudadanos por unos 3 días. Ancrost ordenó de inmediato que se hiciera un reparto de forma racionada de estos alimentos por toda la ciudad y encargo al "Ayudante" de esta tarea. Por otro lado ordenó a la "Madre" que los húerfanos y ella se instalaran en las ruinas de templo principal de la ciudad, ahora casi vacíos y finalmente pidió informes al Capitan de la milicia sobre efectivos actuales sobrevivientes.
La milicia había sufrido numerosísimas bajas cuando los Segadores eliminaron a los partidarios de la casa Scavaea y las posteriores hambrunas no habían ayudado precisamente. De los antiguos 2.000 efectivos seguía con vida unos 500 y aparte quedaban unas estropeadas y mohosos restos de lo que fueron 20 catapultas. Con esta información el no muerto ordenó al capitán la toma y reparto de armas y armaduras de alta calidad procedentes de augusto entre los 500 milicianos restantes para que estos al menos estuvieran bien equipados.
Con los tres líderes de la ciudad enviados a estas asignaciones el delegado intentó contactar con los suyos en Augusto sabiendo que normalmente estaría siendo escudriñado. La respuesta que recibió fue la proyección de otro de los lugartenientes del lider de la necrópolis pero el guerrero esqueleto no obtuvo las respuestas ni los consejos que pedía, al parecer habían asuntos de gravísima importancia que mantenían los recursos de Augusto muy ocupados en algún tipo de amenaza muy superior a la posible guerra o pérdida de la ciudad de Rym por lo que era una tarea que quedaba en manos únicamente de Ancrost.
Meditando que más podría hacerse el no muerto se dirigió a las ruinas del templo para intentar contactar con algunas de las guadañas que aún circularan por la ciudad y tuvo éxito en tal cometido. Mientras hablaba con el cadáver manejado a distancia de la que fuera la sacerdotisa de los subterráneos Ancrost ordenó que para disminuir la propagación de enfermedades y número de bocas a alimentar en la ciudad que absolutamente todos los más débiles y enfermos tuvieran que ir siendo asesinados en sus hogares. Los guadañas no pudieron ningún impedimento a tal orden y prometieron que en las siguientes noches se dedicarían a ir procediendo a tan sagrado trabajo.
Finalmente quedaba una tarea inminente más a resolver y era ocuparse de los rumores que había oído sobre una infestación de los túneles subterráneos. Al parecer lo que eran al principio unas pocas decenas de enfermos drogados, de alguna forma habían ido multiplicándose en los últimos meses con numerosos raptos de ciudadanos en desapariciones y secuestros de estos en plena noche por las calles. Así mismo los enfermos parecían mucho mas agresivos, más fuertes y más rápidos por lo que el guerrero decidió intervenir personalmente en la purga a realizar de los subsuelos.
Cuando el delegado de Augusto bajó, espada en mano, a resolver el mismo el problema fue asaltado por ingentes oleadas de necrófagos y necrarios salvajes hambrientos, lo que parecía ser el resultado de drogas, mutaciones y meses de canibalismo. La lucha por los túneles fue ardua incluso para el poderoso guerrero, pero tras un par de horas de matanzas y masacres en los oscuros túneles subterráneos unos casi 300 no muertos salvajes fueron aniquilados como quien aplasta una plaga vil e infecta de blasfemas ratas putrefactas.
Cuando Ancrost acabó de limpiar la infestación observó curioso al que parecía el más poderoso de esos seres, una especie de orco necrófago superior... y reconoció las deformes facciones... era cierto orco brujo eliminado por los siervos del Tirano. No solo eso sino que algunos de los cuerpos allí presentes presentaban cortes y costuras quirúrjicos lo que confirmó que la plaga sería seguramente el resultado del descarte y abandono de experimentos fallidos del propio Abad Asgareth, pocas semanas antes de que los siervos de Hextor partieran de la ciudad.
De vuelta en la superficie y con los esqueletos siervos empezando a sacar cadáveres putrefactos de necrófagos despedazados para ir apilando piras funerarias de limpieza... el guerrero no muerto contempló informes esa misma noche sobre los resultados de sus acciones; los navíos de Augusto volvían hacia la necrópolis en varios viajes llenos de los cientos de frescos cadáveres de las purgas que estaban realizando las guadañas en la ciudad. Al parecer la eliminación de enfermos prometía disminuir la expansión de enfermedades mientras que la disminución de bocas a alimentar y los racionamientos alimentarían a la ciudad por una semana más o menos, una medida muy temporal que junto al purgado del problema de los túneles y la intimidación de los asesinatos harían que de momento se mantuviera cierto orden en la ciudad.
Al parecer la escasa milicia de la ciudad volvía a estar bien equipada y comenzaba a volver a entrenar y pasear por las calles de la ciudad mientras Ancrost se preguntaba que diablos podría hacer por mantener el desastre de lugar a más largo plazo.
Poco sabría el no muerto que sus problemas apenas estaban empezando debido a inminentes sucesos en la ciudad y a la amenaza de las fuerzas inquisitoriales acechando por 3 de los 4 flancos de la región....