Misiva para Kirina en El Jarro Seco [Stella Luminaris]

[johndoe]

Estimada Kirina,


Soy Stella Luminaris, ¿te acuerdas de mí? Espero que sí. Yo cada vez que escucho nuevas sobre los reinos y sobre Rym, me acuerdo de ti. Recientemente estuve allí: en Rym. Pasé por El Jarro Seco pero no te encontré. Iba con un poco de prisa, así que no pude esperarte, por eso te dejo esta carta esperando que te llegue. ¿Cómo estás? ¿Estás bien? Espero que no hayas perdida tu hermosa sonrisa y tu brillante voluntad para enfrentar el devenir. Yo estoy bien. Gracias a ti conseguí encontrar lo que buscaba. Aunque desafortunadamente, volvió a escapar entre mis manos. Encontré a una criatura terrible y me dejó en bastante mal estado. Pero no te preocupes, ¡ya estoy recuperada y lista para volver a la carga! ¿Sigues trabajando para Los Filos? Sinceramente, espero que hayas encontrado algo mejor. Yo ahora viajo de aquí para allá. Ofreciendo mis servicios, mi ayuda y mi guía a quienes lo necesitan. Ahora tengo un proyecto nuevo en mente y, con una amiga, estoy trabajando para ponerlo en marcha. ¿Qué tal van las cosas por Rym? ¿Está tan mal como escucho? Una vez comentaste que querías dejar la ciudad con tu amiga. ¿Lo has conseguido al final? ¿Sigues con la idea? ¿Tienes ya un destino? Yo hoy estoy en Lual-thyr, pero quizá en unos días viaje a Bayas-rathu. Si paso por Rym, intentaré volver a hacerte otra pequeña visita. La verdad, espero que todo te vaya fenomenal. Por favor, cuéntame.

Por cierto, desde que hice el retrato de tu hermana he estado practicando. La verdad es que no me quedé muy conforme, y he descubierto un lado artístico mío que no conocía. He dejado un poco de lado el carboncillo y ahora estoy experimentado con la acuarela. Hace poco, apenas unos días antes de visitar Rym, visité una aldea élfica al norte del Bosque de la Inmensidad. Me he tomado la libertad de dejarte lo que dibujé entonces. Espero que te guste.

Atentamente, Stella Luminaris.

                                                                                                    Acuarela. Aldea de Alnurindul.

[johndoe]

Un hombre serio y con bigote blanco llega a El Jarro Seco, pregunta por la señorita Kirina e informa a la camarera que tiene un sobre para ella. Se sienta en una de las mesas, pide una cerveza y pasa el rato con gesto intimidante espantando a cualquier mediano con malas pintas que se acerque. Sólo entregará la nota a la destinataria y posteriormente aguardará una respuesta o se irá de no haberla. Volverá entonces para informar a su contratante. El sobre lleva un sello peculiar y dice así:

Estimada Kirina,


Soy Stella Luminaris, te escribo de nuevo porque la ausencia de respuesta por tu parte me tiene bastante preocupada. Más aun con las recientes noticias de que Rym ha sido "acogida" por la necrópolis de Augusto. Los no-muertos son seres terribles que se alimentan de los vivos, seres deleznables que han huido de su destino. No puedo imaginar ni una sola cosa buena que pueda salir de esa unión. Quizá así lo parezca al principio considerando la precaria situación en la que estaba Rym en tiempos pasados.

En cualquier caso, espero que te haya gustado el dibujo que te mandé la vez anterior. Aunque me conformo con que te haya llegado. Por si acaso, ésta vez como ves, te he mandado a un mensajero privado para hacerte llegar la carta.

Ya que, al no haber podido contactar contigo, sigo desconociendo tu situación actual, te haré una propuesta: Se que tenías intención de marchar de Rym. Actualmente me he asentado en Bayas-rathu con quien es lo más parecido a una hermana que tengo en este mundo. Ambas viajamos bastante y nos va a costar mantener el lugar, pero necesitamos a alguien allí. Además tenemos algunas plantas que deberían regarse con cierta frecuencia. Hazme una visita en nuestra casa de la Avenida del Anillo interior nº 34. Te daremos un lugar donde dormir y trabajo como Ama de llaves. ¿Qué te parece?

Espero verte aquí pronto, y si no, al menos espero que todo te esté llendo bien. Te lo ruego, al menos manda una respuesta.

Atentamente, Stella Luminaris.

[Gnoll_Rabioso]

Cuando te planteas escribir una tercera misiva tras una creciente preocupación del estado del mismo mensajero llaman a tu puerta de forma hosca y seca. Tras incorporarte y dejar en la mesita la copa de vino revisas desde la mirilla y descubres a tu enviado, optando por dejarle pasar y ver qué ha sucedido, pues llega solo.

El hombre te comenta parte de tus temores sobre el estado actual de Rym, bajo la ocupación de Augusto y que su retraso es debido a que la Inquisición tienen controles para “cortar” literalmente a los mensajeros y asegurarse de evitar posibles rutas de suministro alternas que puedan intervenir a favor de Rym. Relata cómo ha atravesado el Bosque evitando caminos con algún encuentro de criaturas trasgoides, resaltando lo evidente, que dentro de los lindes boscosos las tierras son más que peligrosas. Aun así te expone que su visita no es debido a hablar de cosas que ya conocen todos, o quizás no tanto y que te contara lo que ha visto tras viajar a Rym, tras lo cual, con o sin permiso, ya que es un Montañes rudo, se sienta y habla.

Tras evitar las calzadas principales, bordeando la foresta pudo avistar que parte de los senderos a un dia estaban fuertemente vigilados, en una extraña alianza entre muertos y medianos. Te descubre cómo carros de cadáveres eran tirados a cunetas excavadas para luego quemarlos. Algunos medianos todavía estaban vivos, pero gruñian y gritaban como bestias, como si hubieran perdido su humanidad por la guerra. Después de esta anécdota y otras del mismo corte espeluznante llegó a la posada “El Jarro Seco”. Tras ocultarse de un grupo de saqueadores se adentro a lo que actualmente era un Edificio en Ruinas, dando a entender que su papel como mensajero había pasado hace ya tiempo. Allí en el epicentro de la posada estaba una soga de horca con los restos mortales putrefactos de una mujer ahorcada, que le faltaban las extremidades, como si alguien se las hubiera llevado. Tras la sorpresa preguntas sobre el cadáver ahorcado y su descripción concuerda con la mujer que cuidaba Kirina y que parecía inestable y depresiva. Tras esa averiguación trepó por la escalera destrozada y aprovecho para investigar las habitaciones de la posada abandonada. Muchas de ellas estaban destrozadas, algunas con signos de violencia, pero no encontró rastro de medianas, ni ropas, sus inquilinos se habían marchado hacía mucho tiempo y los que quedaron sufrieron una muerte violenta. A las horas, tras intentar descansar escucho un ruido y se vio obligado a huir por una ventana pues un grupo de medianos canibalizados había descubierto su aroma. Debido a la situación se vio obligado a internarse en Rym a través de una fisura en la muralla, la cual parece en general en muy mal estado en diferentes tramos. Tras sortear un gueto de medianos esclavizados pudo hacer noche en una casa abandonada. Según relata los medianos no se acercaban por que perteneció a un Mago, eso le dio tiempo para poder descansar y comer algo de cecina.

Rym está en la mierda, relata, su interior parece sometido y aunque antes de partir pudo hablar con algunas personas, no le dijeron nada útil, ni de Kirina, ni del por que del estado de la ciudad, en sus rostros solo había temor y miedo, en sus cuerpos la marca de la hambruna. Finalmente opto por no tentar a la suerte y se marchó, no sin antes que vio un pájaro de mal agüero mientras se encaminaba al bosque por otra ruta, describiendote una subespecie de ave prehistórica en dirección a de Rym, como si buscara alimentarse de la carroña de una ciudad moribunda. Te añade vagamente que en su viaje descubrió una antigua ruta de contrabando, pero que no le extraña, mucha gente aprovecha la desgracia para lucrarse y no le sorprendería que tuviera tratos con Rym por la proximidad. Tras rodear algunos orcos y matar a otros aqui esta, ya que se toma su trabajo bastante serio y su vida.

Te reprocha aunque sin mucho malestar que la próxima vez no le envíes a la muerte sin avisar, que ya ha agotado cinco vidas y tiene ya una edad para estos trotes, pero que para cosas menos peligrosas cuentes con él.

[johndoe]

Stella le paga un extra, la cantidad correspondiente a otro trabajo, a modo de disculpa. Le comunica que aprecia sus esfuerzos y que de hecho le sorprenden. Coincidiéndo en que a partir de cierto punto ya no era trabajo de mensajería, y le anima a volver antes de que su vida esté en tal nivel de peligro si algo así vuelve a suceder. En cualquier caso, admite que está impresionada por su tenacidad, y le comunica que espera poder volver a contar con alguien tan apto.

Tras despedirlo suspira con resignación, niega con la cabeza, y prepara las cosas para un escudriñamiento con la esperanza de que la primera carta llegara y que esté sana y salva.

[Gnoll_Rabioso]

Te diriges hacia la ventana, contemplando pensativa las calles vacías que acompasan al rocío de la mañana con aire somnoliento, reteniendo un malhablado bostezo con la mano, que por suerte, nadie se ha percatado en la soledad en la que te encuentras. Revistas de reojillo los vidrios sobre la mesa, un buen Piñaroc del 36, cosecha privada de Bayas Rathu y una copita casi extinta del carmesi nectar. Una punzada de vergüenza te recorre de esos momentos, pero al igual que lo que ofrece el néctar de la vid, la culpa como la ebriedad se vuelven pasajeros y efímeros. Aún así optas por recoger las botellas de forma pudiente y ordenada, mientras mojas el paladar en una última copa de cristal. Era una buena cosecha a fin de cuentas y seria un desperdicio desaprovecharla.

Con gesto ausente y distraída, te percatas en la bandeja circular de plata pulida, que sueles usar para escudrinios, cerca de la mesita de tus dependencias, cuando depositas el cirio y la copa que llevas en mano donde debería de estar..¿Por que no? Piensas…

Las yemas de tus dedos acarician suavemente el espejismo mercurial, mientras entonas palabras de poder. Los sigilos relucen en azulados fantasmagóricos y proyectas tus pensamientos a través del espejo, viajando más allá de lo que la comprensión y el entendimiento, hasta que formulas en última instancia el nombre de la mediana y dejas que las suaves ondas líquidas cambien, la realidad y destino se unan hasta alcanzar lo que buscas. Abres uno de tus párpados con inseguridad y tu delgada ceja se curva con desaprobación, prestando atención a la visión


-Será posible - replicas al espejo de adivinación - está tarareando aun encima, con lo que me ha costado localizarla - revelando de la comisura de tus labios una tranquilizadora sonrisa

¡Traer los vasos y preparar los platos!
¡Mantel en mano, asomar los tenedores!
! Soy la olla que ruge, mi rica barriga la deseáis tanto!
¡Regalarme las botellas y quemad los tapones!

¡Desenvainar vuestros regordetes cucharones, relameos los pulgares!
!Madres sabias, ancianas pellejudas, esconder a los niños!
¡Venid a mi, hambrientos caballeros, de todos los lares!
¡Vaciad los cacharros en mi caldero hirviente, dejaos los piños!

!Y cuando terminéis conmigo, si aún quedáis enteros
echadme a rodar colina abajo, asustar a las cabras de los desfiladeros!

La joven alegre estaba de pie en los restos de un tocón retorcido semioculto por una densa maleza. La mediana removia enérgicamente con un cucharón alargado el contenido de un pesado caldero a fuego lento. Incluso desde la comodidad de tu hogar eres capaz de imaginar el aroma del guiso de patatas, malteado sobre una suave capa dorada de miel y condimentos especiados, recordándote en tu despertar matutino, que no has desayunado.

Se encontraba bien y aunque su pelo estaba un poco desaliñado su sonrisa mofletuda y radiante no había perdido fuerza alguna. Delante de ella, una multitud de medianos diferentes, algunos de ellos en un estado precario mantenían cola, al lado de tu bienhallada magia en lo que parece ser un bosque. Dos hombres de pies peludos y corta estatura llevaban capas verdosas y recias sobre sus hombros, asi como al igual que tu amiga, un extraño amuleto de una sencilla bellota recubierto por una fina silueta de ambas. Estos intercalaban entre cuencos cargados de guiso unos extraños champiñones blancos junto a ella, alimentando a lo que parecia ser una inmensa marea de refugiados. A lo lejos el extraño paisaje se divisaba envuelto entre robles y árboles centinelas multitud de telas camufladas por la vegetacion, de tiendas de diferentes colores y formas, superando con facilidad la treintena, hasta desaparecer de la vista. Estas, junto a timidas hogueras y reboltosos niños medianos que jugaban despreocupados, acampaban a la orilla de una charca alimentada por el agua de un riachuelo.

Pero lo más sorprendente no fue esto, más allá de la espesura brotaba una alargada colina y de ella, un puñado de robledales centenarios con endurecidas costras de piedra se enraizaban, empujando menhires de inconmensurable peso y tamaño, alineándose en una especie de círculo extraño, como si de una construcción monstruosa y faraónica se tratase. Encima de este paisaje imposible, férreos vientos azotaban los árboles guardianes, hasta que estupefacta comtemplas como un relámpago brota de la garganta tormentosa, impactando cerca de un roble mucho más joven que hongazaneaba viendo a sus mayores arrastrar las pesadas piedras, humeando partes de sus ramas y zaradeando estas con apuro para que el humo que brota y cruje de ellas no lo consuma en incipientes llamas.

Un escalofrío te recorre la espalda cuando te sobresaltas, causando que rompas la concentración cuando el Trueno retumba a lo lejos. Te pasas la lengua para humedecerte los labios resecos y te aproximas a la florida ventana, descorres los pesados cortinajes y la abres mientras la sala se llena del rocío de una agradable llovizna matutina y el aire de la mañana. Los cielos huracanados se ven nublados a lo lejos de la Capital de la Reina, pero al mismo tiempo ,para tu asombro y deleite demasiado cercanos para un chasquido de dedos si asi lo quisieras.