Post by saskia on Sept 2, 2019 14:53:46 GMT 1
Incendios pequeños y grandes, destructores y ardientes, que no consumían y alimentaban mi alma, agrupábanse a mi alrededor. Las rocas que rodeábanme, cerrando un espacio sobre mí, brillaban como ascuas al rojo vivo y yo,... sonreía. El intensísimo calor que desprendían, ampollaba mi piel y, su marca en mi antebrazo izquierdo, revelóse incandescente, casi como una muesca y un recordatorio de a quién pertenezco. Todo era obscena y secretamente excitante. El poder que envolvíame podía llegar a ser destructor y volcánico, mientras acumulaba odio, rabia, ira..., en un pozo candentemente llameante. Todo aquello era como si estuviera en el mismo núcleo ígneo de una estrella a punto de expansión. Beligerante, como en las dos ocasiones anteriores, acudió a mí en sueños. No recuerdo qué decíame exactamente pero si tengo aún muy presente, como un tatuaje en mi piel, las sensaciones que causábame. Era indomable, un fuego fiero que arrasábalo todo a su paso, un pura sangre que nunca cesa de destruir y quemar hasta ver arder todo lo que le rodea. Salvaje también en su pasiones, no importa cómo, buscará y hallará el modo de vencer. Da igual quien se quede en el camino. Eres tú y tus objetivos y al final llegará el silencio... si, el silencio... y con él un nuevo comienzo.
La intensidad de tus emociones, sean éstas de tristeza , ira , odio, apatía, alegría, no importa la condición, la fuerza con las que las llevas hasta las últimas consecuencias pueden ser guiadas , conducidas y canalizadas en una única dirección: Tu propio beneficio. Recuerda, cada golpe, cada insulto, cada rostro que has deseado durante mucho tiempo ver arder, rememóralos todas y cada una de las noches venideras. Eres una batería infinita de rabía y animadversión. Sigue generando ese poder y yo te ayudaré a deshacerte de él. Llegaban a mi, retazos de discursos inconexos, incompletos, pero sabía que estaba cumpliendo sus designios y en el fondo, poco importábame ser una herramienta para él... siempre y cuando al final del camino hallara la destrucción de los míos. De esa patética comunidad pura y sin mácula. Comparable al odio que he empezado a sentir por la inquisición y sus allegados, también a ella... Skavaea. Empecé a recordar cada rostro y cada nombre, cada pulla y cada insulto, cada golpe recibido y cada paliza encajada. Mi hermano, mi padre a la cabeza de una revuelta contra uno de su propia sangre, su desprecio, cada mirada de asco y vergüenza sobre mi derramda y mi infinita pena, mi inocencia calcinada, completamente carbonizada. Desde mi primer segundo en esta vida fui estigmatizada por la muerte de mi madre. Cómo era posible que un bebé fuera un asesino? Yo, sin embargo, lo era
La perfección en mi comunidad desechaba los débiles, los contrahechos, los que tenían alguna tara... algo que supe después. El porqué me mantuvieron con vida, sencillo, experimentar. Pero sobre todo fue por el decreto de nuestro anciano mayor, el antiguo, uno de los primeros. No quiso ordenar mi muerte, supongo que... porque la culpa anegaba y navegaba por su vientre, mostrándole cuán perfecta era su comunidad: sucia y nacida de algo tan bil, para ellos, como un pacto con un ser de otro plano. Oh si, podría reirme hasta desencajarme la mandíbula, ahora entiendo por qué ese maldito anciano fue benévolo, no quería ser descubierto y debía cumplir el pacto, estaba obligado a no matarme si no queria perderlo todo. La vida es tan jodidamente irónica a veces, puede dártelo todo ahora y al minuto siguiente, quitártelo y dejarte sin nada. Hay quien dice que , aunque tendemos a la entropía, el cosmos... el mismo universo tiende a equilibrarse... y en este caso habíalo hecho. El hacedor de nuestras leyes habíase visto abocado a mantenerme con vida si no quería perder por completo la comunidad por él creada. Supongo que a eso algunos llámanlo justicia poética y otros karma, yo denomínolo: alfa y omega, principio y fin de todas las cosas, el círculo se cierra y termina por devorarse a si mismo, más tarde o mas temprano....
Estoy aprendiendo a interpretar mi mundo onírico, cada sueño... y a prender de él. Costome todos estos días y debo hacer uso del láudano para calmar mis emociones, tan vívidas cuando sueño. Es como ser poseída de nuevo, aunque de manera algo más consciente y con más libertad sobre mi cuerpo. Es casi como mantener una reunión estando despierto pero, por contradictorio que parezca, resulta mucho más real. Abri los ojos de golpe, mi respiración agitada y mi temperatura desafiando nuevas cimas de lo conocido... Negros zarzillos de humo elváronse de mis manos... las marcas quedaron inscritas con hollín sobre las sábanas... cualquier día ardería sin darme cuenta. No tomaba notas de mis sueños, era algo demasiado privado para mantener por escrito, pero si dejaba ciertas anotaciones cifradas a los márgenes para tener nociones y recuerdos que no quería relegar al olvido.
En otro orden de cosas: tres días habáin pasado...los estipulados para recuperar lo mío. Hoy iría a hablar con Herrid Reindhard a la herreria para recoger mi encargo, esperaba que estuviera hecho, también aprovecharía para entregar el libro al Sabio Relen. Pronto no habría nada que me atara a esta parte del continente y, aunque estaba deseando viajar, tampoco estaba muy contenta de hacerlo, algo dábame mala espina.... no sé si era porque el Hombre Santo dijo que regresaría pronto y aún no lo había hecho o porque el Hombre de la Necrópolis quedábase atrás y considerábalo un amigo... o... lo más cercano a uno que he tenido en este continente. O.. también porque lo desconocido siempre crea cierta incertidumbre en lo más profundo de uno mismo... lo cierto es que no las tenía todas conmigo, pero los pasos habían sido dados y no era el momento de echarse atrás. La mujer/niña Aoi y la mujer de metal Krisia estaban al frente hasta la llegada del Hombre Santo Asgareth. Yo echaría una mano en lo que pudiera. Por lo pronto el campamento aún permitíame perder unas jornadas para acercarme a Bayas y volver, aunque me hubiera gustado poder acercarme a Rym, a hablar con Ancrost... pero si Skavaea o alguno de sus secuaces estaba escudriñando podía comprometer el Gran Plan... así que mejor no hacer nada.
Dado que yo no era ningún capitoste dediqueme a buscar una serie de plantas que encontré en el libro de venenos que había conseguido en la biblioteca. Había tomado unas cuantas anotaciones de ciertas mezclas que pareciéronme adecuados por el momento, aunque pensaba hacer pruebas con algunos animales que conocía bien como el escorpión, las rayas marinas, incluso las medusas... por lo pronto buscaba también adormidera o más comúnmente conocida como la amapola real. También buscaba la fórmula para volver transparente e indetectable el arsénico, tenía una creciente candidata para él... Gracias a mis guantes de cuero, que protegían a mis manos de la vista de ojos ociosos, también me protegerían ahora de manipular elemntos tóxicos. De hecho pensaba reforzarlos antes de irme con el hombre que curte las pieles, para que acoplara un nuevo remache de cuero en el que tenía y en el par de repuesto. Siempre tenía que llevar un segundo par dada la especial naturaleza inflamable de mi energía... El peletero sabía exactamente cómo los quería, sumaba tres cueros reforzándolo uno sobre el otro y lo trabajaba hasta tal punto de hacerlo malebale y que se ajustaran a mis manos. De esta manera no eran incómodos y se enfundaban como una segunda piel.