Post by saskia on Jul 2, 2019 16:06:54 GMT 1
Rheah:
Es una elfa lunar que desconoce el motivo por el cual tiene los dones que tiene o el poder que emerge de si misma cuando algo la altera o se pone en peligro. En sus tierras, una comunidad de elfos tranquila que se dedicaba a habitar en el bosque y vivir en armonía, se rumorea que hay alguien extraño entre ellos y comienza el rechazo, la sospecha, el miedo. Cuando algo es diferente, nos sentimos en peligro, lo alejamos de nosotros. Ella decide, de motu propio, abandonar a sus padres y a su hermano mayor. Con la pena se amarga y se encierra en si misma. Ni siquiera sabe a dónde ir o qué hacer. Lo único que entiende es que necesita respuestas para lo que le ocurre. De un tiempo a esta parte siente una fascinación por el fuego que es , incluso, peligrosa, puesto que no es la primera vez que se sorprende a sí misma embobada, con una mano en las llamas.. de hecho lleva enguantadas sus manos para evitar que vean las numerosas cicatrices que tiene por culpa de este motivo. Esto empezó con su primer sangrado. Su cuerpo cambió, su mente, se hizo más firme y severa, incluso para con su persona. El trato con sus padres siempre fué respetuoso, pero ahora se volvió distante. La cercanía con su hermano cambió, ella está más fría, sus muestras de cariño han disminuido de tal manera que no hay ninguna. Su pasión , sin comprenderla, es controlar una especie de fuerza mayor que surge de su alma y encierra una energía capaz de dañar a sus enemigos. Su mente se ha vuelto más oscura e inquisitiva, quiere respuestas si, pero también quiere aprender a controlar lo que le sucede y entenderlo para usarlo como más le convenga.
Cuando por fin se va para no crearle mayores problemas a sus padres y a su hermano, echa a andar sin un rumbo fijo, con cierto odio y rencor albergado en su pecho, pues es su pueblo, su comunidad, la que prácticamente la ha exiliado a un mundo, para ella, desconocido. Al tercer día de su marcha y con muchas penurias en su viaje, una tormenta horrorosa la pilló en plena campiña. Ella, como buen elfa que es, construyó una especie de refugio cerca de una roca, evitando asi los vientos y la lluvia. Tiritaba de frío, y ... sin entender qué ocurría, frente a ella se abrio una garganta oscura como la de una cueva... supo que había dos opciones, o quedarse y preguntarse el resto de su vida qué habría tras esa garganta, o adentrarse y arreglarse con lo que tocara, a fin de cuentas, nada tenía, nada poseía nada perdía.
Llega a este mundo de golpe y lanzada sin mucho afecto, tampoco es que lo esté buscando. Dolorida por la golpiza de sentirse succionada y luego arrojada a un lugar desconocido que la desconcertó siente que su poder aumenta cuando tiene cambios de humor, es algo instintivo, indomable. Durante el primer día trató de recuperarse, dormitando en una duermevela que la hacía permanecer alerta por si alguien quería dañarla. Con los primeros rayos de sol descendió a realizar sus abluciones de buena mañana. Limpia y reconfortada por las horas de sueño pensó que este era un buen momento para conocer el lugar a dónde había venido a parar.
Lo primero que vio fue un grupo de gente que parecía estar montando unas tiendas o unos puestos... y muchas caravanas que los acompañaban. Para su sorpresa, el lugar no difería mucho de sus tierras, tenía verde también, no tanto como de donde ella procedía pero lo había. Esto era importante, Rheah aún necesitaba estar en contacto con la naturaleza, a pesar de que ahora tenía sentimientos encontrados por los poderes que habitaban dentro de ella. Se aproximó a los hombres y mujeres, haciendo preguntas y viendo baratijas, teniendo una fingida charla agradable pues ahora sabía que debía ocultar sus dones para que la gente la aceptara. Eso iba a hacer. Con los pocos ahorros que tenía se compra un arco y una ropa recia que la proteja fingiendo ser una arquera. Aparte de sus dones, se preocupó muy mucho, y lo hace siempre, de que su peinado tape bien sus orejas para que nadie sospeche que es una elfa, ya que ha tenido la gran suerte de tener rasgos humanoides y la piel pálida.
Entrena lo mejor y más que puede para no ser una desgracia a la hora de disparar. Parece que no se le da mal. Finalmente , con el poco oro que le queda, decide ir a visitar algunas ciudades y ver si consigue algún trabajo que le permita vivir, pues apenas tiene nada. Es así como llega a Rym y empieza a conocer la ciudad haciendo algunos encargos para personas que trabajan en ella. No es que esté muy conforme con algunos, pero si se anda con remilgos la cosa se va a poner muy cruda para ella.
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Es una elfa lunar que desconoce el motivo por el cual tiene los dones que tiene o el poder que emerge de si misma cuando algo la altera o se pone en peligro. En sus tierras, una comunidad de elfos tranquila que se dedicaba a habitar en el bosque y vivir en armonía, se rumorea que hay alguien extraño entre ellos y comienza el rechazo, la sospecha, el miedo. Cuando algo es diferente, nos sentimos en peligro, lo alejamos de nosotros. Ella decide, de motu propio, abandonar a sus padres y a su hermano mayor. Con la pena se amarga y se encierra en si misma. Ni siquiera sabe a dónde ir o qué hacer. Lo único que entiende es que necesita respuestas para lo que le ocurre. De un tiempo a esta parte siente una fascinación por el fuego que es , incluso, peligrosa, puesto que no es la primera vez que se sorprende a sí misma embobada, con una mano en las llamas.. de hecho lleva enguantadas sus manos para evitar que vean las numerosas cicatrices que tiene por culpa de este motivo. Esto empezó con su primer sangrado. Su cuerpo cambió, su mente, se hizo más firme y severa, incluso para con su persona. El trato con sus padres siempre fué respetuoso, pero ahora se volvió distante. La cercanía con su hermano cambió, ella está más fría, sus muestras de cariño han disminuido de tal manera que no hay ninguna. Su pasión , sin comprenderla, es controlar una especie de fuerza mayor que surge de su alma y encierra una energía capaz de dañar a sus enemigos. Su mente se ha vuelto más oscura e inquisitiva, quiere respuestas si, pero también quiere aprender a controlar lo que le sucede y entenderlo para usarlo como más le convenga.
Cuando por fin se va para no crearle mayores problemas a sus padres y a su hermano, echa a andar sin un rumbo fijo, con cierto odio y rencor albergado en su pecho, pues es su pueblo, su comunidad, la que prácticamente la ha exiliado a un mundo, para ella, desconocido. Al tercer día de su marcha y con muchas penurias en su viaje, una tormenta horrorosa la pilló en plena campiña. Ella, como buen elfa que es, construyó una especie de refugio cerca de una roca, evitando asi los vientos y la lluvia. Tiritaba de frío, y ... sin entender qué ocurría, frente a ella se abrio una garganta oscura como la de una cueva... supo que había dos opciones, o quedarse y preguntarse el resto de su vida qué habría tras esa garganta, o adentrarse y arreglarse con lo que tocara, a fin de cuentas, nada tenía, nada poseía nada perdía.
Llega a este mundo de golpe y lanzada sin mucho afecto, tampoco es que lo esté buscando. Dolorida por la golpiza de sentirse succionada y luego arrojada a un lugar desconocido que la desconcertó siente que su poder aumenta cuando tiene cambios de humor, es algo instintivo, indomable. Durante el primer día trató de recuperarse, dormitando en una duermevela que la hacía permanecer alerta por si alguien quería dañarla. Con los primeros rayos de sol descendió a realizar sus abluciones de buena mañana. Limpia y reconfortada por las horas de sueño pensó que este era un buen momento para conocer el lugar a dónde había venido a parar.
Lo primero que vio fue un grupo de gente que parecía estar montando unas tiendas o unos puestos... y muchas caravanas que los acompañaban. Para su sorpresa, el lugar no difería mucho de sus tierras, tenía verde también, no tanto como de donde ella procedía pero lo había. Esto era importante, Rheah aún necesitaba estar en contacto con la naturaleza, a pesar de que ahora tenía sentimientos encontrados por los poderes que habitaban dentro de ella. Se aproximó a los hombres y mujeres, haciendo preguntas y viendo baratijas, teniendo una fingida charla agradable pues ahora sabía que debía ocultar sus dones para que la gente la aceptara. Eso iba a hacer. Con los pocos ahorros que tenía se compra un arco y una ropa recia que la proteja fingiendo ser una arquera. Aparte de sus dones, se preocupó muy mucho, y lo hace siempre, de que su peinado tape bien sus orejas para que nadie sospeche que es una elfa, ya que ha tenido la gran suerte de tener rasgos humanoides y la piel pálida.
Entrena lo mejor y más que puede para no ser una desgracia a la hora de disparar. Parece que no se le da mal. Finalmente , con el poco oro que le queda, decide ir a visitar algunas ciudades y ver si consigue algún trabajo que le permita vivir, pues apenas tiene nada. Es así como llega a Rym y empieza a conocer la ciudad haciendo algunos encargos para personas que trabajan en ella. No es que esté muy conforme con algunos, pero si se anda con remilgos la cosa se va a poner muy cruda para ella.
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