Post by Gwyn on Jun 22, 2019 9:27:09 GMT 1
Una vez más este mundo no deja de sorprenderme, todo lo que no viví o pude ver en mi antiguo y carcelario mundo, del que solo recuerdo cadenas, murallas y sangre. Bueno puede que lo que aquí escriba hoy, no sea muy distinto. Pero digamos que, he vivido más estos últimos meses que toda una vida en claustro. No pensé que regresaría a Bayas Rathu, al menos no tras lo sucedido en palacio. Pero por alguna razón el destino me seguía llevando allí, tras escuchar en el despacho del Abad sus intenciones de participar en la ayuda, pero no poderlo hacer directamente, decidí ir a investigar. Se rumoreaba una batalla inminente a las puertas de la ciudad, aun así, conseguir colarme antes de que la cerraran. Antes del amanecer el ejercito de la ciudad había posicionado barricadas, catapultas y trabucos.
Comenzaba a evocar un recuerdo más familiar al hogar, más sin embargo aquel día transcurrió tenso pero tranquilo, mientras recorría el anillo interno de la ciudad, pues el externo había sido evacuado. Se rumoreaba que la capitana de la guardia había caído en combate, noticias que seguro el Abad agradecería conocer, eso si es que lograba salir de allí. No había transcurrido de una cuarta parte de la noche, cuando comenzaron a desplazarse tropas enteras de arqueros elfos, mercenarios enanos e incluso unos hombres con aspecto de lagarto que nunca había visto en mi vida. Fue entonces cuando en el alboroto, pude visualizar a la mujer de la cresta roja, Xhumira la caminante del mundo de los espíritus ¿Qué hacia allí? Parecía preparada para la batalla, junto a ella recorría el sendero el sabio Relen y un hombre de aspecto cruel y bárbaro, que más tarde identificaron como Axel. Viendo aquel despliegue, decidí que no podría pasar más desapercibido. No debería, la guerra había tocado a la puerta de Bayas y quizá muriera allí (y de hecho así fue) no iba hacerlo como un cobarde, mi superación física y espiritual, se encuentra en el poder y la guerra. Otra prueba más de Hextor seguramente. Si moría podría verle cara a cara y recriminarle muchas cosas, probablemente antes de que destruyera mi alma, si es que a estas alturas todavía tenía una.
De un momento a otro se escuchaban cuernos orcos, tambores de guerra y gruñidos espeluznantes. Yo visualizaba al ejercito trasgoide a los lejos desde las murallas. Me pregunte en voz alta si traerían torres de asedio, pero el mago respondió que no hacían falta pues traerían gigantes. Otra criatura desconocida pensé, pero los quería ver, después de todo. En aquel momento Xhumira comenzó a emitir gritos de guerra y amasar las nubes con sus manos clamando a las tormentas, es sin duda una mujer poderosa. Junto a ella una criatura harto extraña al que llamaba Tek Tek. No sé cómo, ni por qué. Advirtió que los gigantes se preparaban para asediar los muros y así fue, pues casi al instante comenzaron a llover peñascos. Dijo que debía detenerles y se transformó en un animal volador extraños. Pensé que ese sería el momento idóneo, para ver los gigantes y morir por fin. decidí acompañarla y el sujeto llamado Axel también, era eso o morir aplastado por un peñasco o de aburrimiento a un lado de una banda de elfos cobardes.
Una vez fuera del muro, Axel y yo nos precipitamos a la batalla contra los orcos, osgos y ogros, a lo lejos, Xhumira en su forma alada combatía contra otras criaturas y varios relámpagos azuzaban a estas últimas, en la distracción, una leve milésima de segundo, nos vimos rodeado de los gigantes, enormes criaturas y no por ello menos agiles, solo recuerdo una lluvia de puñetazos y pies enormes y luego todo negro. Pensé que por fin podría morir en paz. Pero no, parece que mi castigo es vivir, pues cuando abrí los ojos me encontraba dentro de la ciudad otra vez a un lado de Xhumira y Axel, a unos metros se encontraba Relen y más allá atrincherada se encontraba aquella cazarecompensas con nombre de flor venenosa, Belladona.
Todo paso muy rápido, de un momento a otro estoy vivo otra vez para ver con mis propios ojos a un dragón por primera vez en la vida, como casi todo. Levanta la vista y observe que de alguna forma se había estrellado contra las murallas y se reincorporaba de muy mal humor. Otra oportunidad para morir pensé. Hice uso de todo lo que tenía a mano, incluso la vara que me regalo Acut y de un momento a otro me encontraba dándole puñetazos y patadas en las férreas patas de la criatura espero haberle hecho algún daño y es probable, porque cuando me di cuenta tenía un zarpazo sanguinolento en la el pecho y otro en la espalda, quemaduras en los brazos y en la cara. Cuando mire hacia arriba una enorme pata cubrió la luz seguida de una voz profunda que me llamo insecto. Sentí que mis huesos crujían bajo el peso de la criatura y la vida volvía a escaparse de mi cuerpo marchito. Era un dolor terrible pero placentero y otra vez todo negro, por fin.
Pero no fue así… volví a despertar cargado de heridas y sangrando como un gorrino en el matadero, estaba vivo… (¿de verdad?) Pensé. Parece que no era el único con la experiencia, a unos metros Relen escupía sangre con la túnica quemada y se bebía pociones curativas como si fuesen vino de buena cosecha. decidí imitarlo y pude ver al dragón muerto a un lado. Xhumira reclamaba su corazón y Axel su cabeza, pensé para mis adentros que tal vez con su cuero o escamas podría hacerme unos guantes resistentes, pero todo aquello quedo en veremos, pues cuando me di cuenta, corríamos por las calles atestadas de trasgos. Habían abierto boquetes y se infiltraban por toda la ciudad como una enfermedad. Combatimos codo con codo, decidí proteger al mago, aun bañado en sangre podría ser vital si otro dragón o algo peor hacia acto de presencia. Pero cuando una manada de ogros irrumpió en un callejón y me rodearon, supe que ahora si había llegado mi fin, luche hasta lo último mientras volvía a sentir escapar la vida, pero el destino es un gran hijo de puta. He despertado otra vez, las calles están atestadas de cadáveres y el olor a sangre y muerte es glorioso. He vuelto a la vida una vez más, parece que Hextor tiene planes para mí todavía en este plano inmundo. No me queda otra, seguiré viviendo sin pensar en ello, por mí y por mi propio poder, dicen que aún no se acabado, la horda sigue acechando a las afueras de las murallas. He decidido ir en busca de Xhumira y prestarle mis servicios mientras estamos aquí, pues algo me dice que todas las veces que he sido retornado, ha sido guiado por su mano. Por alguna extraña razón me lleva persiguiendo una paloma todo este tiempo y me observa fijamente mientras escribo esto. Solo me queda decir, que quizá el día que no quiera morir, ese día no volveré. Eres un gran hijo de puta Hextor, por eso te valoro como patrono.