Post by imperii on May 25, 2019 22:30:15 GMT 1
Nombre: Arthur
Apellido: O'Black
Deidad: Myrkul
Historia:
Nacido en Aguas Profundas, un hombre nacido por y para la fe. De orígenes humildes, nacido con el poder divino en sus venas. Palpitante corazón marcado por las garras de Myrkul, un símbolo en su pecho de la deidad muerta apareció. Marcando el rumbo de su vida y el de su familia.
Nacimiento
Una noche oscura, con la luna llena brillando y unas nubes rojizas tapando media luna. La luna brillaba de color rojizo y las gotas de lluvia eran de sangre. Formando en la ciudad riachuelos de corriente sanguínea. Un llanto despertó la ciudad, un bebe había nacido.
-Marissa, ya ha nacido.-Dijo la comadrona, con voz suave, sujetando al bebe.
-Dejame verlo.-Dijo sollozando la madre, que extendía sus brazos cual garras para sujetar al bebe.
Cuando lo agarro, para estupefacción de todos, un símbolo apareció en su abdomen, el símbolo del dios muerto Myrkul, pero nadie de ellos lo sabía, pero sabían que era una mala señal por como estaba el tiempo fuera, debían ocultarlo.
Crecimiento
De mis manos salía una esfera de luz, mientras mis padres me observaban con estupefacción. No sabían que pensar, y contactaron con un hechicero para saber lo que opinaban, de ahí descubrieron que era un alma predilecta. Un elegido por un dios muerto, marcado por ese dios para intentar resucitarlo.
Con el tiempo me independice, y marche de Aguas Profundas, en busca de respuestas. Acabe en Alarce Rojo, donde estuve en una posada, gastando el dinero mientras investigaba unos viejos libros… Entonces sucedió.
Tormenta-Portal
Mientras iba hacía las ruinas, donde se rumoreaba que estaba la corona de Myrkul, una tormenta cayo sobre mí. Fui arrastrado por los vientos hasta el cielo donde resonaron mis gritos. Sentía como mi cuerpo era arrancado y como si mi alma fuera hecho pedazos, pero entonces todo paso. Recupere la consciencia en una playa y la voz divina que desde siempre escuche había desaparecido.
Donde estuviera, no podía escuchar la voz de mi Dios, y aun que aun se mantenía cierto hilo divino, sabía que no tardaría en cerrarse cuando la tormenta se fuera…
Apellido: O'Black
Deidad: Myrkul
Historia:
Nacido en Aguas Profundas, un hombre nacido por y para la fe. De orígenes humildes, nacido con el poder divino en sus venas. Palpitante corazón marcado por las garras de Myrkul, un símbolo en su pecho de la deidad muerta apareció. Marcando el rumbo de su vida y el de su familia.
Nacimiento
Una noche oscura, con la luna llena brillando y unas nubes rojizas tapando media luna. La luna brillaba de color rojizo y las gotas de lluvia eran de sangre. Formando en la ciudad riachuelos de corriente sanguínea. Un llanto despertó la ciudad, un bebe había nacido.
-Marissa, ya ha nacido.-Dijo la comadrona, con voz suave, sujetando al bebe.
-Dejame verlo.-Dijo sollozando la madre, que extendía sus brazos cual garras para sujetar al bebe.
Cuando lo agarro, para estupefacción de todos, un símbolo apareció en su abdomen, el símbolo del dios muerto Myrkul, pero nadie de ellos lo sabía, pero sabían que era una mala señal por como estaba el tiempo fuera, debían ocultarlo.
Crecimiento
De mis manos salía una esfera de luz, mientras mis padres me observaban con estupefacción. No sabían que pensar, y contactaron con un hechicero para saber lo que opinaban, de ahí descubrieron que era un alma predilecta. Un elegido por un dios muerto, marcado por ese dios para intentar resucitarlo.
Con el tiempo me independice, y marche de Aguas Profundas, en busca de respuestas. Acabe en Alarce Rojo, donde estuve en una posada, gastando el dinero mientras investigaba unos viejos libros… Entonces sucedió.
Tormenta-Portal
Mientras iba hacía las ruinas, donde se rumoreaba que estaba la corona de Myrkul, una tormenta cayo sobre mí. Fui arrastrado por los vientos hasta el cielo donde resonaron mis gritos. Sentía como mi cuerpo era arrancado y como si mi alma fuera hecho pedazos, pero entonces todo paso. Recupere la consciencia en una playa y la voz divina que desde siempre escuche había desaparecido.
Donde estuviera, no podía escuchar la voz de mi Dios, y aun que aun se mantenía cierto hilo divino, sabía que no tardaría en cerrarse cuando la tormenta se fuera…