Post by Gwyn on May 4, 2019 11:44:10 GMT 1
Nombre conocido: Nazorg
Otros nombres conocidos: Puño Sangriento, Puño de Hextor.
Raza: Humano
Sexo: Hombre.
Deidad: Hextor, le respeta y le rinde culto como modelo a seguir en su ambición del poder.
Nivel cultural: Civilizado
Edad aparente: 19
Dedicación aparente: Monje
Lugar de procedencia: Desconocido, prefiere no hablar de ello, el pasado es pasado y no tiene importancia más que el ahora.
Idiomas: Común
Descripción física:
Nazorg es un hombre de gran estatura y cuerpo atlético, espalda ancha y brazos largos, su piel es blanca y pálida, aunque está bien tonificado, no es muy musculoso y por momentos parece desgarbado, aunque puede llegar a ser engañoso en su aspecto. Sus ojos son de un color gris lechoso y su cabello es de color negro, aunque nunca suele dejárselo y se afeita la cabeza en su totalidad regularmente. Su cuerpo es mapa de cicatrices, escarificaciones y tatuajes, estos últimos representan los logros obtenidos y la formación como monje. Suele llevar túnicas negras y rojas, además de equipo ligero, en muchas ocasiones ni si quiera se cubre el pecho. Su aspecto, suele alejar a otros, que prefieren dar un rodeo al verle. Pese a ello su forma de hablar y sus expresiones suelen ser bastante refinadas, incluso exquisitas, al menos para aquel que se detenga a conversar con él o logre interactuar por algún beneficio en común.
Personalidad:
Nazorg tiene una personalidad y una psicología bastante ambigua que depende mucho de la situación en que se desenvuelva. Por norma general, es tranquilo, frio e incluso taimado. Siempre en busca de la perfección física y mental. Su carácter cambia radicalmente si le haces enfadar o cuando entra en combate, entonces es donde expresa su crueldad y sadismo en forma de puños y huesos rotos. Pareciendo causarle satisfacción, incluso si las heridas o los huesos rotos son los suyos. Pese a lo que pueda llegar a parecer, su código personal le dicta ser honorable en los tratos si ha llegado a cerrarlos, cumpliéndolos hasta el final, dependiendo mucho de los términos en que fue sellado dicho contrato. Así mismo puede dejarte tirado en mitad de la batalla si los términos del trato se han cumplido, el objetivo ya ha sido cumplido y por tanto ya no le beneficia en nada. Al tratar con él, es muy importante dejar bien claro las intenciones y los términos de los tratos que se hagan. En sus términos y su búsqueda personal del poder, no está estipulado fallar, por lo que misiones o empresas suicidas o sin sentido, no están en su itinerario. Se adaptará a las leyes del lugar donde se encuentre y actuará en consecuencia, incluso si está regida por el enemigo, este tiene el poder en ese lugar y en ese momento, el poder es algo que se respeta y Nazorg respeta el poderío por encima de cualquier cosa, por tanto, también aborrece fácilmente la debilidad.
Historia:
Un joven Nazorg nació y vivió por azares del destino, de 5 hermanos fallecidos, solo él sobrevivió, su madre, si puede llamársele de esa forma, los infantes nacían ya muertos, y los que no tuvieron esa suerte, eran asfixiados apenas salían de su vientre. No era bueno para el negocio tener hijos, llegaban a ser muy “demandantes” y era una de las prostitutas más bonitas de la ciudad. Tenía el cabello intacto y casi o ninguna cicatriz, al menos visible. Era medianamente aseada y las enfermedades aún no la reclamaban y, aunque una sífilis invisible y peligrosa se gestaba ya en su cuerpo; Nazorg nació sano, lo cual no era ningún tipo de suerte dadas las circunstancias. Sin embargo, antes de si quiera ser tocado por las manos crueles de su progenitora, esta había perdido el conocimiento, producto de un parto extenuante y la perdida de sangre. Ya fuese por una maldad innata o, por el contrario, una testarudez innata, el deseo de vivir o la intervención de algún Dios. Nazorg se había cobrado a su primera víctima y sin quererlo o saberlo, vengado a sus hermanos.
Sin muchas oportunidades, pero siempre con el deseo de aferrarse a la vida, el crio estaba llorando y gritando a voz en cuello, cosa que llamo la atención de las personas cercanas al granero donde se encontraba, su madre, dada la costumbre de deshacerse de sus hijos, siempre paria a solas sin ningún tipo de ayuda y arrancando ella misma el cordón de carne que les unía. Así fue como Nazorg fue finalmente encontrado, aunque pronto descubriría que la vida no es sencilla y vivir seria solo el primer paso. Su ciudad natal, un lugar donde reinaba la tiranía de un monarca con pocas luces y cuyas calles estaban atestadas de ladrones, putas y mendigos. Por suerte o misericordia, quizá un poder mayor. Fue dado a una casa de acogida, pero pronto estorbaría, no estaba en los planes ni el presupuesto alimentar una boca más. Dadas las circunstancias, se ordenó llevarlo a otra ciudad adyacente en donde quizá pudieran sustentarlo ¿Quién habría sido el idiota que lo habría sacado de la sucia granja donde debía morir?
El viaje por lo general, era peligroso y la mayoría de los infantes eran transportados de forma negligente en carretas y sacos, por lo que casi siempre llegaban muertos. Pero no Nazorg, que, en su empeño o egoísmo, se negó a morir. Así fue como el pequeño termino en poder de una matrona, que ya fuese por bondad o interés se encargaba de cuidar a varios niños. La mujer, una figura tosca y mal oliente, se encargó del pequeño, que ya a una edad pensante, solo hacia una mala comida al día y se encaraba servicialmente del aseo y de los asuntos más mundanos que estorbaban a su señora. Nazorg (que, por cierto, no es su nombre de cuna o el que le dieron por llamarle algo. Pero a nadie le importa, ni si quiera a él mismo) aprendió pronto que era mejor obedecer a la señora y no cuestionarla, al menos no si no quería recibir una paliza.
Esa fue la segunda lección que recibió, el fuerte y el poderoso, es quien manda. La primera lección fue sobrevivir. Esta visión del mundo, desarrollo en Nazorg la necesidad de imponerse a otros, cuanto podía. A los 5 años empujo a uno de los niños mientras buscaban agua en el pozo, la sensación de poder al arrebatar la vida de otro pervirtió más aún la mente del joven Nazorg. Aunque nadie supo nunca que había sucedido en realidad. Pronto se ganó fama de busca pleitos, a los 8 años ya se había fracturado varias costillas, llevado más palizas que ninguno y forjado un alma que no era ni de lejos la de un niño, y a pesar de ello, siempre respetaba las reglas de la señora y las hacia cumplir al pie de la letra a los demás, ya fuese con palabras o con puños.
Pese a esta extraña fidelidad o llamémoslo respeto, la señora pronto se cansaba de los críos, sobre todo cuando eran tan problemáticos. A fin de cuentas, era más costoso atender las heridas y emergencias que provocaba la extraña actitud de Nazorg, eso sin mencionar los sucesos e incidente sin explicaciones que siempre sucedían cuando él estaba presente, buscando alguna forma de deshacerte del pequeño demonio que ya tenía 11 años, ya fuese por fastidio o quizá, miedo (No siempre seria la imponente señora). La fortuna llamo a su puerta cierto día, la reputación sanguinaria del chico había llegado a oídos de interesados. Un hombre delgado, pero aspecto fibrado y curtido, se presentó cierto día a la casa hogar, no era de extrañar. Los rumores decían que muchos de los niños criados por la “señora” eran vendidos o desaparecidos cuando alcanzaban cierta edad.
Nazorg no fue la excepción, vendido por al curioso personaje por 5 monedas de oro, toda una ganga y un buen negocio para la señora, el hombre era un enviado de un conocido templo a varias jornadas del pueblo, un templo que más bien parecía una fortaleza, de muros altos y ladrillos negros. El sonido del metal contra el metal resonaba a las afueras de los muros adyacentes. El lugar era un templo de Hextor, allí no solo se preparaban los devotos del señor de la guerra, en el sacerdocio, sí no que se entrenaban curtidos guerreros, maestro de armas e incluso espías y asesinos. Sin embargo, lo más curioso era la selección cuidadosa de ciertos jóvenes que tras pasar horribles pruebas eran entrenados en la senda de los monjes, una abadía fortificada, creada y apoyada por la iglesia de Hextor. Estos guerreros implacables eran la elite del templo y compartían la doctrina propia de los monjes a la vez que el dogma de Hextor pues se consideran parte de su clero, templarios malditos que entrenan sus cuerpos y sus mentes como armas, mercenarios de eficaz brutalidad.
Pese a esta extraña fidelidad o llamémoslo respeto, la señora pronto se cansaba de los críos, sobre todo cuando eran tan problemáticos. A fin de cuentas, era más costoso atender las heridas y emergencias que provocaba la extraña actitud de Nazorg, eso sin mencionar los sucesos e incidente sin explicaciones que siempre sucedían cuando él estaba presente, buscando alguna forma de deshacerte del pequeño demonio que ya tenía 11 años, ya fuese por fastidio o quizá, miedo (No siempre seria la imponente señora). La fortuna llamo a su puerta cierto día, la reputación sanguinaria del chico había llegado a oídos de interesados. Un hombre delgado, pero aspecto fibrado y curtido, se presentó cierto día a la casa hogar, no era de extrañar. Los rumores decían que muchos de los niños criados por la “señora” eran vendidos o desaparecidos cuando alcanzaban cierta edad.
Nazorg no fue la excepción, vendido por al curioso personaje por 5 monedas de oro, toda una ganga y un buen negocio para la señora, el hombre era un enviado de un conocido templo a varias jornadas del pueblo, un templo que más bien parecía una fortaleza, de muros altos y ladrillos negros. El sonido del metal contra el metal resonaba a las afueras de los muros adyacentes. El lugar era un templo de Hextor, allí no solo se preparaban los devotos del señor de la guerra, en el sacerdocio, sí no que se entrenaban curtidos guerreros, maestro de armas e incluso espías y asesinos. Sin embargo, lo más curioso era la selección cuidadosa de ciertos jóvenes que tras pasar horribles pruebas eran entrenados en la senda de los monjes, una abadía fortificada, creada y apoyada por la iglesia de Hextor. Estos guerreros implacables eran la elite del templo y compartían la doctrina propia de los monjes a la vez que el dogma de Hextor pues se consideran parte de su clero, templarios malditos que entrenan sus cuerpos y sus mentes como armas, mercenarios de eficaz brutalidad.
Que Nazorg llegase allí no fue una casualidad, su reputación había llegado a oídos de uno de los grandes señores del Heraldo de los infiernos y había decidido traerlo para ponerlo a prueba, si fracasaba, sería solo uno más de los cientos e inútiles que lo hacía, pero si lograba pasar las primeras pruebas, podría llegar a ser incluso una promesa. Las pruebas eran arduas e incluso fatales, se les pedía a los jóvenes hacer cosas inimaginables e incluso sádicas. Pues el clero de Hextor no tiene necesidad de entrenar simples bandidos o rateros. Las pruebas exigían dosis justas de brutalidad, sangre fría y sufrimiento, propio o ajeno. Incluso la muerte de otros menos afortunados, a veces también aquellos que estaban superando las pruebas (y no estaban rindiendo como se esperaba). Una vez superadas estas pruebas se conseguía obtener los mejores candidatos de los cuales siempre solían ser pocos o ninguno. Una vez se demostraba su valía, se accedía al templo, en donde el verdadero entrenamiento daba comienzo, siendo no muy diferente a las primeras pruebas, incluso más difíciles a su vez que se enseñaba respeto, honor y obediencia, también se enseñaba el respeto hacia el poder y hacia aquellos que lo tienen, la obtención de la fuerza haciendo uso del odio y la ira, de forma controlada. Durante el entrenamiento los chicos eran confinados al claustro y tenían terminantemente prohibido la salida al exterior, el castigo por salir del claustro o si quiera intentar huir es la pena de muerte. Pero no así Nazorg, quien pronto se encontró a gusto en aquel lugar, aquella senda le maravillaba y a pesar de las obligaciones o las penurias, se sentía realizado. El entrenamiento del cuerpo y alma del monje se compartía con la enseñanza de la doctrina religiosa de Hextor y muchas veces con el servicio de tareas menores (y degradantes) impuestas por los clérigos.
El día de la investidura llego, tras muchos años de riguroso entrenamiento, solo unos cuantos sobrevivían para ver la ceremonia. Baste decir que ni si quiera el mismo Nazorg es capaz de pronunciar de su boca ninguna de las fases de su enteramiento, pues es totalmente secreto, así como la ceremonia. Llevada a cabo en un lugar especial de templo, en sus partes más profundas, donde paredes de ladrillos ahogaban los gritos y el espectáculo dantesco. Sacrificios humanos, escarificaciones rituales, orgias sangrientas o al menos eso se especula. La ceremonia era tan cruel e inhumana que cambiaba para siempre la mentalidad y el carácter de aquellos que sobrevivían a ella. Nazorg fue uno de los afortunados a la corta edad de 19 años, que tras la ceremonia salió no solo ungido si no marcado de la cicatrices y quemaduras en el rostro, cuello, pecho, espalda, brazos y piernas; sumadas a las ya poseídas (y ganadas) durante su infancia, fue allí donde se ganó se nombre de Nazorg, enterrando para siempre su antiguo, vil y repugnante nombre real.
Con una eficacia fría y sin piedad, Nazorg se granjeo rápidamente el favor del templo cumpliendo los contratos asignados a él con satisfactoria crueldad. Sin embargo, todo tiene un motivo y todo tiene un fin. Durante uno de sus contratos asignados, debía proteger a un señor local de renombre y conocido poder. Un mago que llevaba a cabo ciertos experimentos no permitidos, al menos por quien ve la magia como un peligro. Pero no está en la labor de un monje de Hextor preguntar, su labor es cumplir la tarea sin fallar, hasta que termine el contrato o la labor haya concluido. Todo en el camino hacia la perfección y el poder. Por suerte o por azar del destino, la torre en donde residía el mago fue atacada repentinamente, por nada menos que paladines de Heironeous, si algo había aprendido en su claustro era el odio natural hacia el Dios de la justicia, podría permitirse morir con honor en combate contra los paladines, pero no fallar y regresar al templo de Hextor. Él y los demás monjes asignados al contrato, se enfrentaron a los paladines. Los destellos de las espadas y las luces virtuosas se mezclaban con los gritos de guerra, los puñetazos y la sangre. De un momento a otro, el mago decidió actuar ya fuese por cobardía o por una extraña locura. Una deflagración de luces violetas azuladas se extendió por los pasillos circulares de la torre, el suelo se desmoronaba bajos los pies de Nazorg, pero antes de encontrar la muerte en la caída, sus pies se posaron en la tierra de un nuevo lugar desconocido, la torre había desaparecido junto con el mago, los paladines y los demás monjes. Se encontraba solo en un lugar agreste y desconocido, a la distancia extrañas luces de energía convergían en extraños portales. Había llegado a otro mundo, un lugar que no sabía que podría ofrecer, pero sin duda era una señal, debía seguir su propio camino en la senda del poder y la perfección.
Con una eficacia fría y sin piedad, Nazorg se granjeo rápidamente el favor del templo cumpliendo los contratos asignados a él con satisfactoria crueldad. Sin embargo, todo tiene un motivo y todo tiene un fin. Durante uno de sus contratos asignados, debía proteger a un señor local de renombre y conocido poder. Un mago que llevaba a cabo ciertos experimentos no permitidos, al menos por quien ve la magia como un peligro. Pero no está en la labor de un monje de Hextor preguntar, su labor es cumplir la tarea sin fallar, hasta que termine el contrato o la labor haya concluido. Todo en el camino hacia la perfección y el poder. Por suerte o por azar del destino, la torre en donde residía el mago fue atacada repentinamente, por nada menos que paladines de Heironeous, si algo había aprendido en su claustro era el odio natural hacia el Dios de la justicia, podría permitirse morir con honor en combate contra los paladines, pero no fallar y regresar al templo de Hextor. Él y los demás monjes asignados al contrato, se enfrentaron a los paladines. Los destellos de las espadas y las luces virtuosas se mezclaban con los gritos de guerra, los puñetazos y la sangre. De un momento a otro, el mago decidió actuar ya fuese por cobardía o por una extraña locura. Una deflagración de luces violetas azuladas se extendió por los pasillos circulares de la torre, el suelo se desmoronaba bajos los pies de Nazorg, pero antes de encontrar la muerte en la caída, sus pies se posaron en la tierra de un nuevo lugar desconocido, la torre había desaparecido junto con el mago, los paladines y los demás monjes. Se encontraba solo en un lugar agreste y desconocido, a la distancia extrañas luces de energía convergían en extraños portales. Había llegado a otro mundo, un lugar que no sabía que podría ofrecer, pero sin duda era una señal, debía seguir su propio camino en la senda del poder y la perfección.