Post by Gnoll_Rabioso on Feb 8, 2023 11:49:07 GMT 1
Prefacio; Epíklesis (Invocación de Seres Divinos ) I: Sobre lo Correcto y lo Incorrecto
Cabe decir que las circunstancias para llevar a cabo tal procedimiento en mi niñez todavía entran en conflicto con mi entendimiento y naturaleza del rito, así como de los peligros que conlleva. Antes de empezar en lo que irás descubriendo poco a poco, has de entender que lo que se conoce como rito, o ritual conserva un nombre más antiguo y verdadero, teúrgia, θεουργία o theourgía.
Pero en esta ocasión, mi querido lector y atenta lectora, en esta conversación no se trata de un significado, sino de la experiencia. Comprendo que en este punto hablar de lo que se entiende por simpatía-antipatía, del simbolismo de la plegaria así como de sus procedimientos, formas y métodos se aleja del significado de lo que cuento, así que será mencionado a debido momento.
Heme aquí de nuevo, dentro de esta historia, siendo niña y bajo el amparo del silencio de mi morada. Rememoro con el pesar de esos días, pues a cada año que pasaba una extraña sensación era creciente dentro de mí debido a mi cada vez más pronta adultez, la notoriedad de la soledad, así como de la reclusión y la ignorancia. En aquel entonces, con el pronto nacimiento de un nuevo invierno, un evento repentino sacudió mi sencilla niñez, mi existencia y mi menuda forma de vida, perturbando mi día a día hasta el punto que provocó el suceso que puedo mencionar ahora. Una de mis apreciadas compañeras, mi fiel escudera envuelta en su tabardo de plumas había fallecido de forma súbita, sin explicación aparente, desolando mi corazon al encontrarla con sus allegadas tumbadas y sin vida. Comenzaba en aquel entonces a darme cuenta de muchas cosas, pero no de la muerte en sí, siendo ese momento en mis recuerdos, ya no doloroso, sino una forma de reflejar que la vida eran simplemente frágil y fugaz, llevándome a días de vulnerabilidad personal que acabaron en la búsqueda de un propósito mas alla de la razon, promoviendo lo que te cuento ahora.
Por insólito que pareciese, la niña conservaba una disciplina nacida de lo autodidacta. Instruida en el arte de la visualización, donde el practicante era entendedor que los fundamentos de las artes estaban sólo limitados por las restricciones de la misma persona, esta pensaba, y cabe decir, erróneamente, que si armonizaba sus convicciones, sus escasos conocimientos, así como una fe desbordante en el acontecimiento, este simplemente sucedería. La niña, incluso en sus limitaciones portaba una inspiración desbordante y una adoración casi académica al resultado de sus acciones. Por supuesto esto era debido a un extinto pasado benevolente. La joven recordaba aquellas palabras de una madre cedidas noche tras noche, reveladoras, amables, sobre una criatura cargada de elementos míticos, de simbolismo, y cada noche cuando aquella que la alumbró permanencia lúcida era interrogada copiosamente sobre esta guía ceremonial. Tal era su presunto conocimiento que tiempo atrás soñaba con un ave de cualidades fantásticas y naturaleza sobrenatural. Para ella estos sueños recurrentes que endulzaban sus días más crudos eran parte de una realidad a la que atarse, llegando a una extraña revelación de que con los medios adecuados, soñadora como lo es una niña, y con los lazos ya establecidos, que era capaz de llamarla en la decrépita hacienda en la que convivia aislada.
Pero mi querido lector, como en otras veces sucede, me encuentro en la tesitura de que desvió el foco de esta conversación por el abrazo de la añoranza y la nostalgia.
Como mencionaba, la calma de una vida solitaria sirvió para empezar un procedimiento en aquel momento desconocido. Tras el triste fallecimiento de mi compañera ponedora de huevos, la joven se embarcó en una búsqueda del saber, buscando entre diferentes libros que todavía se conservaban en aquella casa deslustrada de aldea, pertenecientes a su desaparecida madre. Las horas se convirtieron en días, hasta perder la noción del tiempo e incluso la salud por desuso de diferentes obligaciones terrenales. La llama de la inspiración la consumía y fue malamente recompensada, pues gran parte de los extraños libros se inspiraban en lenguas totalmente desconocidas, en los que como mucho era conocedora de un puñado de palabras aprendidas en enseñanzas efímeras, a través de fábulas o cuentos que desembocaban en preguntas con respuestas de significados que atesoraba en su joven memoria. Aun así, su perseverancia dio sus frutos y encontró aquel libro que hablaba del viaje del ave y que para su sorpresa, conserva un curioso receptáculo en una de las páginas de fino pergamino blanco, envueltas en misterio, pero cargadas de un peligroso esoterismo. Esto germino en una idea dentro de otra, apilando varios de estos tomos de lengua misteriosa para que, si su obra tomaba forma, sería capaz de resolver más de una duda.
– Tal vez fuera el destino, tal vez no que fueran encontradas en aquel momento – mencionó la narradora con un deje reflexivo, antes de retomar historia
Pero en esta ocasión, mi querido lector y atenta lectora, en esta conversación no se trata de un significado, sino de la experiencia. Comprendo que en este punto hablar de lo que se entiende por simpatía-antipatía, del simbolismo de la plegaria así como de sus procedimientos, formas y métodos se aleja del significado de lo que cuento, así que será mencionado a debido momento.
Heme aquí de nuevo, dentro de esta historia, siendo niña y bajo el amparo del silencio de mi morada. Rememoro con el pesar de esos días, pues a cada año que pasaba una extraña sensación era creciente dentro de mí debido a mi cada vez más pronta adultez, la notoriedad de la soledad, así como de la reclusión y la ignorancia. En aquel entonces, con el pronto nacimiento de un nuevo invierno, un evento repentino sacudió mi sencilla niñez, mi existencia y mi menuda forma de vida, perturbando mi día a día hasta el punto que provocó el suceso que puedo mencionar ahora. Una de mis apreciadas compañeras, mi fiel escudera envuelta en su tabardo de plumas había fallecido de forma súbita, sin explicación aparente, desolando mi corazon al encontrarla con sus allegadas tumbadas y sin vida. Comenzaba en aquel entonces a darme cuenta de muchas cosas, pero no de la muerte en sí, siendo ese momento en mis recuerdos, ya no doloroso, sino una forma de reflejar que la vida eran simplemente frágil y fugaz, llevándome a días de vulnerabilidad personal que acabaron en la búsqueda de un propósito mas alla de la razon, promoviendo lo que te cuento ahora.
Por insólito que pareciese, la niña conservaba una disciplina nacida de lo autodidacta. Instruida en el arte de la visualización, donde el practicante era entendedor que los fundamentos de las artes estaban sólo limitados por las restricciones de la misma persona, esta pensaba, y cabe decir, erróneamente, que si armonizaba sus convicciones, sus escasos conocimientos, así como una fe desbordante en el acontecimiento, este simplemente sucedería. La niña, incluso en sus limitaciones portaba una inspiración desbordante y una adoración casi académica al resultado de sus acciones. Por supuesto esto era debido a un extinto pasado benevolente. La joven recordaba aquellas palabras de una madre cedidas noche tras noche, reveladoras, amables, sobre una criatura cargada de elementos míticos, de simbolismo, y cada noche cuando aquella que la alumbró permanencia lúcida era interrogada copiosamente sobre esta guía ceremonial. Tal era su presunto conocimiento que tiempo atrás soñaba con un ave de cualidades fantásticas y naturaleza sobrenatural. Para ella estos sueños recurrentes que endulzaban sus días más crudos eran parte de una realidad a la que atarse, llegando a una extraña revelación de que con los medios adecuados, soñadora como lo es una niña, y con los lazos ya establecidos, que era capaz de llamarla en la decrépita hacienda en la que convivia aislada.
Pero mi querido lector, como en otras veces sucede, me encuentro en la tesitura de que desvió el foco de esta conversación por el abrazo de la añoranza y la nostalgia.
Como mencionaba, la calma de una vida solitaria sirvió para empezar un procedimiento en aquel momento desconocido. Tras el triste fallecimiento de mi compañera ponedora de huevos, la joven se embarcó en una búsqueda del saber, buscando entre diferentes libros que todavía se conservaban en aquella casa deslustrada de aldea, pertenecientes a su desaparecida madre. Las horas se convirtieron en días, hasta perder la noción del tiempo e incluso la salud por desuso de diferentes obligaciones terrenales. La llama de la inspiración la consumía y fue malamente recompensada, pues gran parte de los extraños libros se inspiraban en lenguas totalmente desconocidas, en los que como mucho era conocedora de un puñado de palabras aprendidas en enseñanzas efímeras, a través de fábulas o cuentos que desembocaban en preguntas con respuestas de significados que atesoraba en su joven memoria. Aun así, su perseverancia dio sus frutos y encontró aquel libro que hablaba del viaje del ave y que para su sorpresa, conserva un curioso receptáculo en una de las páginas de fino pergamino blanco, envueltas en misterio, pero cargadas de un peligroso esoterismo. Esto germino en una idea dentro de otra, apilando varios de estos tomos de lengua misteriosa para que, si su obra tomaba forma, sería capaz de resolver más de una duda.
– Tal vez fuera el destino, tal vez no que fueran encontradas en aquel momento – mencionó la narradora con un deje reflexivo, antes de retomar historia
Por supuesto debo mencionar un punto necesario en esta parte de mis pensamientos, querido lector y es que nos acercamos peligrosamente a entender estas circunstancias como el inicio de una potencial iniciada de las artes "Necromanteias" o quizás "Necrokotamanteias", pero más lejos de la razón. Si me lo permites he de aclarar mis argumentos. Uno de los propósitos que espolearon a la muchacha y que la mantuvieron a flote con lo que aspiraba a realizar, fue la incombustible frustración. Si, como lo escuchas y ahora es cuando reflexionaras de la correlación con lo que estás escuchando. En verdad es sencillo con la orientación adecuada, sopesa, en el camino de la erudición, o incluso en aspectos más abocados a la emoción, la sensación de lo insalvable que vuelve a uno incansable hasta encontrar una respuesta a su sino. Si, reconozco que no fueron tales emociones buenos mentores, pero la mantuvo enfocada en su búsqueda y posterior hallazgo…. Y este fue su propia ignorancia y desconocimiento hacia las dulces palabras de una lengua ignota que todavía reverberaban en su cabeza, metafóricamente hablando cabe destacar, pues esto es otro contrapunto que quiero dejar bien claro.
Si, mi querido lector, la joven desconocía el lenguaje más elevado que existe, el de la Corte Celestial, siendo bastante común tal ignorancia, debido a que es dado a aquellos doctos que interactúan con lo que se conoce como Afines de Celestia. Así pues su propósito adquirió nuevos y peligrosos matices, pues si aquello que era capaz de visualizar era capaz de manifestarse, tal vez pudiera ofrecerle un poco de ayuda con tales inquietudes personales.
Claramente el procedimiento desde su raíz estaba abocado al fracaso, pero no para la imaginación de una niña que, y hasta la fecha, había encontrado soluciones, más o menos adecuadas, que no perfectas debo reconocer, a simples problemas cotidianos. Ah, pero lo que buscaba realizar escapaba de su comprensión así como la de otros más doctos entendidos en las artes de lo ritual, de la Theurgia, entre otros aspectos más distendidos de la materia y que por claros motivos de distanciamiento con lo que estoy mencionando debo posponerlo por ahora una vez más.
La joven aplicó su entendimiento de las artes a lo que buscaba. Para invocar era necesario una conexión, un catalizador. Los Daimons eran atraídos por los símbolos y se preparó debidamente para ello, pues para todo llamado necesitaba que hubiera una conexión con ese ser, ya fuere una espada, un talismán, un hueso o algo valioso que reforjara tales vínculos.. Tomó la túnica antigua de su madre del arcón, atándolo a su delgado cuerpo con clara veneración, para acomodarlo a su corta estatura. Durante un número indeterminado de días, entre sus quehaceres cotidianos, uso el conjuro de animar herramientas para labrar en madera aquel dibujo, en tallados lo más fidedignos posibles para orientarlos y disponer de ellos cuando finalmente se congraciase con realizar tal trascendente paso. Cuando se sintió preparada y en una noche especialmente fría que la obligó a desvelarse en la noche, procedió a inscribir en su cuarto el principio de un llamado Theurgico…
Fue entonces cuando comenzó con su primer y último intento
Forjado en meticulosidad cuatro áreas dentro que rodeaban con un círculo de invocación.
Grabó el círculo a mano en el suelo de su dormitorio, orientado hacia la bóveda celeste, iluminado por la ventana, siendo testigo la luna incolora, donde tan noble astro posaba su pupila plateada como observadora en las acciones de la muchacha.
La joven pensó que la invocación sería llamada por las palabras del libro que encontró y los catalizadores serían los símbolos labrados, siendo ella simplemente una emisaria cuyo peso del procedimiento, del desgaste, sería menor comparado con otro tipo de procedimientos realizados con anterioridad. En términos prácticos, los símbolos se encargaría del peso de la invocación.
Si, mi querido lector, la joven desconocía el lenguaje más elevado que existe, el de la Corte Celestial, siendo bastante común tal ignorancia, debido a que es dado a aquellos doctos que interactúan con lo que se conoce como Afines de Celestia. Así pues su propósito adquirió nuevos y peligrosos matices, pues si aquello que era capaz de visualizar era capaz de manifestarse, tal vez pudiera ofrecerle un poco de ayuda con tales inquietudes personales.
Claramente el procedimiento desde su raíz estaba abocado al fracaso, pero no para la imaginación de una niña que, y hasta la fecha, había encontrado soluciones, más o menos adecuadas, que no perfectas debo reconocer, a simples problemas cotidianos. Ah, pero lo que buscaba realizar escapaba de su comprensión así como la de otros más doctos entendidos en las artes de lo ritual, de la Theurgia, entre otros aspectos más distendidos de la materia y que por claros motivos de distanciamiento con lo que estoy mencionando debo posponerlo por ahora una vez más.
La joven aplicó su entendimiento de las artes a lo que buscaba. Para invocar era necesario una conexión, un catalizador. Los Daimons eran atraídos por los símbolos y se preparó debidamente para ello, pues para todo llamado necesitaba que hubiera una conexión con ese ser, ya fuere una espada, un talismán, un hueso o algo valioso que reforjara tales vínculos.. Tomó la túnica antigua de su madre del arcón, atándolo a su delgado cuerpo con clara veneración, para acomodarlo a su corta estatura. Durante un número indeterminado de días, entre sus quehaceres cotidianos, uso el conjuro de animar herramientas para labrar en madera aquel dibujo, en tallados lo más fidedignos posibles para orientarlos y disponer de ellos cuando finalmente se congraciase con realizar tal trascendente paso. Cuando se sintió preparada y en una noche especialmente fría que la obligó a desvelarse en la noche, procedió a inscribir en su cuarto el principio de un llamado Theurgico…
Fue entonces cuando comenzó con su primer y último intento
Forjado en meticulosidad cuatro áreas dentro que rodeaban con un círculo de invocación.
Grabó el círculo a mano en el suelo de su dormitorio, orientado hacia la bóveda celeste, iluminado por la ventana, siendo testigo la luna incolora, donde tan noble astro posaba su pupila plateada como observadora en las acciones de la muchacha.
La joven pensó que la invocación sería llamada por las palabras del libro que encontró y los catalizadores serían los símbolos labrados, siendo ella simplemente una emisaria cuyo peso del procedimiento, del desgaste, sería menor comparado con otro tipo de procedimientos realizados con anterioridad. En términos prácticos, los símbolos se encargaría del peso de la invocación.
- Y claramente estaba equivocada – dijo una espectadora
- Claramente no, terriblemente equivocada—puntualizó zalisha, con un énfasis académico – Pero de los errores se aprende mucho más que de las obras acabadas
La niña continuó su laborioso círculo, usando un polvo reluciente encontrado en cierto arcón y que se armonizaba con la luna, tomando destellos de plata.
Aun así continuo con la mayor de las concentraciones, revisó el receptáculo hasta en tres ocasiones y se aseguro que estuviera plenamente cerrado.Tras su finalización, acuclillada comenzó un segundo círculo interior, pues es bien sabido que los círculos concéntricos son a la vez, símbolos universales, fundamentos, enlace de mundos, representando diferentes grados o niveles entre ellos así, representando cada uno la espiritualidad y la eternidad. Poco a poco fue añadiendo los Sigilos tallados en madera entre ambos círculos, siete en total, y en disposición al pesado libro que portaba entre sus manos.
Fue en ese momento que añadió los símbolos, depositando las piezas de madera trabajadas una a una con sumo cuidado y en el centro los pobres restos de la gallina, otro símbolo accidental en apariencias, ya que no es compartido con nadie, pero que al igual que el convencional no guarda una relación interna entre el símbolo y lo que simboliza, pero en verdad y como sabrás ahora, al igual que yo misma descubrí muchos años después, es que esa temeraria chiquilla estaba desencadenando un símbolo universal, ya que este último era en realidad el que se da una relación intrínseca entre el símbolo y lo que simboliza. Los universales conservan una conexión en la vida de todos los seres humanos, estando ligados a los mismos de formas misteriosas, perteneciendo a un lenguaje primordial ya olvidado. Quedate bien atento mi querido lector con esto último, pues lo retomaremos con más detenimiento después. Ahora que tengo más de tu atención vayamos al recuerdo, contempla con detalle, pues será importante..
Ópto por relajar los hombros, dejando que la túnica prestada rozara sus lánguidos brazos y cuyas mangas flotaban de maneras fantasmagóricas. Se remangó una vez más, como había realizado innumerables veces y vació sus pensamientos, Su mente estaba mientras tanto libre y sin preocupaciones, su mente desconocía obstáculo alguno..
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I I
Las yemas de sus dedos palparon el libro, pero era conocedora de las palabras, no necesitaba verlas. Escuchadas infinidad de veces años atrás, le pertenecían, eran parte de su ser. Poco a poco, abnegó las piezas de la habitación, omitió la humedad de su sentido del olfato, así como el aroma a madera envejecida, dejo que la leve brisa que anticipa el invierno en la noche dejará de distraerla, ni siquiera los sonidos de los tableros o el clueque del corral debajo de la habitación estaban presentes, sólo tuvo ojos para el círculo y entonces con suavidad y lentitud se acuclillo un poco más, dejando el libro en el suelo con la página abierta donde debería de comenzar. Lentamente cerró los ojos, se privó de la vista en un estado de concentrado poco habitual en ella, desconocido en una niña y sintió la Magia dentro de sí, abrió una puerta sin forma dentro de ella dejando impregnada una sensación extraña. En ese punto la niña no era humana, se transformó en una herramienta de poder místico capaz de impregnar de magia todos aquellos Principios, Fundamentos y Quintaesencias presentes en lo que orientaría a través de las palabras vinculadas a las Artes Mágicas. Era un cauce de un río capaz de moldearse a sí mismo para nutrir un entorno dedicado mientras su logos, su consciencia y existencia en sí misma experimentaba una rara sensación de estar flotando en el agua. Su disciplina lentamente empezó a cobrar forma en palabras, a manifestarlas...
--Escucha mi súplica, atiende a mi cántico, responde a mi llamado.-- Evoco, enunciando una marcada reverencia al comienzo
Todo era la voz y dicha voz fue existencia. Y aunque fue solemne e incluso vibrante, todo su ser era una llama pura transferida en plena voluntad. Fue entonces cuando sintió como si tirasen de ella pero no se amedentro, dejo que las palabras fluyeran, de la balada de una madre para hacer dormir a una hija. Se ato a ellas, y ató con ellas con todo el simbolismo que pudo. Su voz firme en la lengua Celestial, recordado palabra palabra una poesía antigua, quizás una canción de cuna. Fué cuidadosa en el timbre y aunque para cualquiera resonaria compleja, la niña la recordaba a la perfección. No titubeo cuando sus mejillas ardieron por el recuerdo y sus ojos picaban..
Hubo una vez un pájaro hecho de cristal
Era hermoso y frágil
pero capaz de entonar las mas bellas melodias
Como los mortales no podían verlo
Lo tacharon de ardid
¿Cómo podía existir un pájaro transparente que además cantaba?
Al oírlo el ave batió las alas
y atravesó mares y montañas
hasta llegar al cielo nocturno
donde se convirtió en una estrella
Tal era su resplandor
que iluminaba a todos por igual
quienes lo veían
podían seguir su luz en la oscuridad de la noche
para surcar los valles bajo el amparo de las estrellas
Era hermoso y frágil
pero capaz de entonar las mas bellas melodias
Como los mortales no podían verlo
Lo tacharon de ardid
¿Cómo podía existir un pájaro transparente que además cantaba?
Al oírlo el ave batió las alas
y atravesó mares y montañas
hasta llegar al cielo nocturno
donde se convirtió en una estrella
Tal era su resplandor
que iluminaba a todos por igual
quienes lo veían
podían seguir su luz en la oscuridad de la noche
para surcar los valles bajo el amparo de las estrellas
¿Cuál era su nombre, madre? se preguntaba en su mente, atesorando más el recuerdo ¿Cual era ? Insistió con dolor en su pecho y mientras algo surgía en su mente como una melodía su voz ganó una presencia que me es difícil de explicar incluso en estos días. Autoridad, veneración al acontecimiento, convicción, todo ello y mucho más concentrado en ese instante, tan perecedero pero tan intenso como una estrella fugaz.
Nacido del conocimiento
fue atrapado por la ignorancia
jamás alzó una queja
pues ese era su sino
ayudar a los demás a ver sus destinos
Ese era el auténtico sentido de su existencia
fue atrapado por la ignorancia
jamás alzó una queja
pues ese era su sino
ayudar a los demás a ver sus destinos
Ese era el auténtico sentido de su existencia
Y se alzó revitalizada por la incipiente Luna (Y la narradora también lo hizo al compás rememorando aquel día. Todos, incluido Lisa, dieron un respingo, pues no se lo esperaban) tocó su agitado pecho con la mano, serenando su existencia, armonizando mientras levantaba la otra mano, en dirección al centro del receptáculo. cuyo significado era lo fijo e inmutable, el paradigma de la recreación y la visualización, la síntesis de las fuerzas que convergen, espiritualidad y eternidad.
Siempre supo su nombre, porque siempre estuvo con ella, desde su nacimiento, encarnación, guardia y guía, solo que lo había olvidado…
La hermosa criatura no sólo era parte de la imaginación de una niña; también era su protectora.
-- ! Phirotadriel ! --
Y aunque para cualquier espectador no brotó palabra alguna, el eco de su alma si lo hizo, con la intensidad del trueno, usando toda su voluntad para ello, resonando con su existencia. Las rodillas le fallaron al instante, sintiéndose pesada, sus manos atravesaron el receptáculo..
La luz de las palabras garabateadas en la madera le iluminaban la cara. Estas fueron creciendo en intensidad y un segundo haz repiqueteo seguido del aroma a madera quemada. La joven abrió mucho los ojos, sorprendida, nuevos símbolos eran forjados en las irregularidades de las vetas, totalmente desconocidos para ella.
Repentinamente el interior de la habitación se llenó de un estallido de luz tan radiante como un amanecer de verano. Esta se mantuvo y aunque fue cegadora en un principio no asustó a la joven, sino todo lo contrario pues terminó apartando lentamente la mano que resguardaban su vista para contemplar su esplendor, con ojos ingenuos y llenos de júbilo, pues su peligrosa travesura funcionó de alguna extraña manera.
Conforme el fulgor de plata vino, también marchó, pero la rara fragancia se mantuvo; lana joven y hierbabuena. Ante la ausencia de la iluminación toda la habitación regresó a las desdibujadas sombras ya que la manifestación afectó a los escasos cirios que se usaron para la llamada. Cortesía de la Señora Ponter, y que tenga perdón de aquel dia al ser tomados bajo dudoso préstamo. La luna se encontraba desaparecida hace tiempo, aunque la joven no lo recordaba, como si hubiera perdido el conocimiento en algún momento. En lo silencio de lo mundano supo que se había obrado el milagro porque fue capaz de escuchar ruidos, sonidos que no eran movidos por su imaginación. Abrió los ojos y miró alrededor. Todo estaba sobre penumbras, salvó un punto de luz atenuado que se encontraba cubierto por la vieja sábana de la cama, acurrucado en una esquina y con el tamaño de una cesta menuda o de su pérdida gallina.
La niña se recompuso lo suficiente para recolocarse la túnica, consiguiendo hablar al compás de que se acercaba, con cuidado eso sí, a horcajadas. Su mente estaba colapsada por infinidad de pensamientos y emociones, dejando de lado las más importantes, ser precavida y el sentimiento de peligro por interactuar con un ser que no era de este mundo.
-- Eh.. ¿Señor Phirotadriel ? -- pregunto tímidamente la niña
Un poco más, se instigó a sí misma, desdibujando más los círculos, que se interponían en donde se encontraba la recién llegada. A una distancia de cuatro pasos se detuvo, acostumbrando su vista a la penumbra y precavida estiró la mano. Rememoró sobre enseñanzas pasadas de las liebres de campo, mordedoras atrevidas incluso si estaban mansas y con ese pensamiento la aproximó un poco más, para levantar la desgastada tela.
Un pico afilado asomo vengativo, metálico cabe destacar, y aunque la niña intentó ser rápida al apartar la mano, la criatura, que descubrió su cabeza de filos fue mucho más que ella, como era de esperar. Por suerte no apuñaló su mano, pero si la golpeó con su fría testa emplumada a modo de advertencia. Una sensación muy particular añadiré, como el tropezar los nudillos con el pomo de una puerta, para que logre interpretarse mejor.
--Espera un momento – Interrumpió Mirlo la historia de nuevo -- ¿Has dicho de metal ?--
--Tan metálico y afilado como el mejor estilete forjado de la Capital de Lual Thyr
--Deja a Zalisha proseguir, Mirlo, no seas maleducado – Añadió una voz más adulta, más por educación que por interés.
--Le agradezco el apoyo Señorita Lisa Mirton -- respondí
--Con Lisa es más que suficiente – Correspondió la mujer palmeando distraídamente sus hombros
Como mencionaba, el gesto confundió a la muchacha mientras frotaba su dolorida mano. Una clara advertencia, pero sin hostilidad real. En este punto querido lector, nuestra intrépida protagonista comenzaba poco a poco a recuperar la razón y alcanzar comprensión de lo que estaba pasando, no teniendo muy claro cómo comportarse y por supuesto asimilar lo que estaba delante suyo.
Si bien era del tamaño de una gallina, su forma estaba marcadamente más estilizada, similar a una paloma o quizás un ave rapaz menuda pero con una presencia cautivadora. Todo su ser era metálico, meticuloso, como una pieza de orfebrería plenamente alineada y engarzada meticulosamente, que ni siquiera sus plumas, conformadas por delgadas piezas de plata pulida resonaban al moverse.
Con gestos gráciles y tres pequeños saltos, como si fuera un gorrión, se descubrió totalmente de la sabana. Primero evaluó su forma, con clara comprensión de su existencia y su pulido cuello se ladeó a un lado y otro, examinando donde se encontraba para posarse en la niña. Os puedo adelantar que si un ave es capaz de reflejar una emoción de reproche, sin duda alguna sería la de aquella viajera.
Tres palabras brotaron de su pico y ante un parpadeo de a quien se dirigía de puro desconocimiento, seguido de rápidas negativas, el ave moldeo un idioma más banal pero con un acento melódico, metálico y marcadamente adulto.
--- Hasta que no respondas no tengo la obligación de responder a ninguna de tus otras preguntas – Reprocho el Ave – Dime chiquilla ¿Dónde está quien me ha llamado ? ---
La joven muy atenta y servicial se señaló a sí misma. Una vez más el ave miro la habitación, pero con ojo analítico. Dio un leve salto para escudriñar a la niña mejor, hasta fijarse en la túnica que portaba.
--- Es increíble, pero parece que realmente eres la invocadora, muy bien chiquilla has descubierto mi nombre y sería una grosería que no me dijeras el tuyo. ---
-- Zalisha -- respondió la joven, dócil.
--Parece que tienes su aroma. De acuerdo –Simplificó el ave – Lo hecho, hecho está aunque deberías reflexionar sobre tus actos ¿ Para que he sido llamado y cuál es el propósito que buscas de mi en este lugar?--
Ante esas palabras la niña cobró vida de nuevo y con torpeza debido a la fatiga y agotamiento se dirigió a un par de libros que tenía apilados a un lado, pues fue previsora, dejándolos al alcance en su propia habitación si la situación lo requería, siendo un movimiento anticipado y muy acertado.
--Ten cuidado chiquilla – Dijo el ave cuando la vio tambalearse con el pesado grimorio.
El tomo fue dejado en el suelo, lo suficientemente cerca del ave para que pudiera revisarlo con un corto cabeceo de su testa hacia abajo. Fue revisado a conciencia por el pájaro e incluso con cuidado pasó un par de páginas con las alas para no rasgar el papel, para encontrar contexto a lo que se encontraba leyendo.
--Obra de Beltuarg y sus siete compañeros – Le tradujo a la niña en la lengua común – No es de mis preferidos, pero lo he leído lo suficiente para hacer una crítica – Tenues sonidos metálicos restañaron como timbales lejanos quedándose mirando a la pequeña, buscando sus ojos, que se encontraban hipnotizados a cada movimiento y palabra del ave. Con el silencio prolongado llegó una simple respuesta.
-- Me gustaría leerlo, pero antes debo de aprender lo que pone, por eso te llame, entre otras cosas -- musitó la chiquilla
El ave le dijo a la niña que no tenía ninguna esperanza depositada en ella con los ojos, cargados de apatía, malteados de reproche e incluso hoy en día, lo interpretaría con desdén. Aun así se quedo toda la noche, hasta el amanecer, siendo un mentor exigente con cada falla, marcando un rítmico traqueteo de tres golpes de garra sobre las maderas a cada corrección que remarcaba, obligando a la joven a repetir dicha palabra siete veces, hasta que la entonación la dejaba satisfecha. Cuando comenzó el amanecer, la niña aprendió a formular correctamente en la lengua de la Corte Celeste las pocas palabras que ya era conocedora, siendo capaz de decir un par de docenas más, como lo eran “Profesora o Mentora”, “Agradecida” y “Debo aprender a hacer la cama mejor”. Con el paso del tiempo la joven mejoró el procedimiento, fijándose en los detalles sobre todo y rememorando sus errores para no cometerlos de nuevo. Reprodujo el método, siendo más perfilado, añadiendo los símbolos que se manifestaron y aunque suplanto los materiales debido a la ausencia de los mismos, Pirotadriel fue llamada en diferentes ocasiones a lo largo del tiempo, hasta poder prescindir de los símbolos, hasta que el ave le sirvió libre y voluntariamente.
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I I I
-- Puede decirse, que por el momento he acabado – Mencionó la narradora, regresando a la monotonía del presente que se incorporó antes de que brotara palabra alguna de los que estaban con ella, un chico y una mujer de lacios cabellos cobrizos a media altura que portaba unas ropas típicas de costurera y se protegía del clima de las arenas con un paño característico de la labranza. La narradora avanzó a un punto de la pequeña tienda hacia un taburete donde reposaban dos pergaminos de antemano preparados y tras recogerlos con gesto sereno regresó hacia los espectadores de su relato que dejaron los murmullos por el momento.
—¿Eso es todo? —inquirió La Costurera, a todas luces descontento con el final del relato.
—¿Eso es todo? —inquirió La Costurera, a todas luces descontento con el final del relato.
—No hay más —reconoció la Narradora con sencillez
-- No se lo tome a mal – Dijo la costurera con nulo entusiasmo y un mal disimulado aburrimiento – Pero he escuchado fábulas mejores para niños y tengo otros quehaceres –Lanzando tras eso una mirada desaprobadora a Mirlo, que en cierta manera la había picado para estar aquí.
-- No se preocupe, no lo hago –Añadió con tranquilidad la mujer – La historia es real, y funciono, tenga – Entregando el pergamino de tal manera que Lisa Mirton se vio obligada a recogerlo.
--¿Qué son? –Contrapuso Mirlo mucho más curioso cuando recogió el suyo, formándose con ojos cargados de esperanza, un más que merecido sortilegio plasmado en el manuscrito a modo de recompensa.
La costurera más decidida desenrollo el pergamino, y este la obligó a fruncir el entrecejo. Su contenido era una representación burda de un receptáculo y aunque el círculo exterior e interior se veían bien definidos, las extrañas runas y símbolos se encontraban desordenados, con tamaños asimétricos y mal encauzados. La representación tenía esbozada en carboncillo una habitación, incluso una cama a un lado con anotaciones simples de sus medidas. La parte más compleja eran las señalizaciones y apuntes, tanto en la Lengua del Arte como en el sencillo común una decena de indicaciones, que iban desde notas matemáticas del diámetro de los círculos, la distancia entre ellos, así como explicaciones del significado de cada símbolo. El dibujante había aprovechado de tal manera la vitela que el espacio del dibujo de la cama se encontraba las frases que fueron mencionadas en la historia de la interlocutora.
-- Si todo lo dicho es verdad, según usted, lo que estoy viendo ahora es un circulo de invocación –Dejó caer la costurera mirando el pergamino –
-- Esta en lo correcto -- Respondió la Narradora
-- No se demasiado de estas cosas, así que no puedo serle de mucha ayuda, sea lo que sea que busque -- Contestó Lisa, escéptica
-- No busco nada en realidad, aun así Mirlo expresó su interés en este encuentro y mencionó el suyo propio por este tipo de artes, también me menciono que tenia unas bases e instrucción --
--La alineación de estos grabados está desordenada – Interrumpiendo la orientación de la conversación de forma deliberada – Tanto mi hermana mayor como yo sabemos de letras, leer y escribir, vamos, así que aunque no las entienda puedo reconocer cuando una mira a la virulé, claramente un trabajo muy deficiente, si es que en verdad lo hizo una niña --
Zalisha se puso a su lado y revisó el manuscrito con nuevos ojos mientras la otra mujer señalaba los caracteres desconocidos con un índice inquisitivo
-- No me había fijado hasta ahora, tiene buen ojo para el detalle, Lisa -- Halago con voz calmada y naturalidad por el hallazgo.
-- Soy costurera tengo que tenerlo –Puntualizó con cierto grado de orgullo personal, tras eso suspiro y todavía con el pergamino en la mano miró a Zalisha, concediéndole un minuto para explicarse y solo uno, y vaya si lo aprovecho.
-- Estamos en un claro entre infinidad de dunas, poco hay que hacer aquí, salvo meditar quienes somos y que podemos ser. Comprendo sus dudas…
-- La magia no lleva a nada bueno -- Interrumpió Lisa, esta vez con una actitud más cansada. Estaba claro que esta conversación había sucedido en mas ocasiones, con otros interlocutores.
-- Si, es verdad, en un pueblo quizás, conozco esa sensación ante la superstición. En mi situación decidí dejarla atrás, pero me lleve mi pasado conmigo, lo acepte, dejando lo terrenal en Reinos más prósperos. Le ofrezco lo mismo que a Mirlo, al menos pienselo. Pasado mañana hablaremos de las incorrecciones de lo que os he dado, pues la Theurgia, la invocación debe perfilarse por sus consecuencias, no por sus procedimientos, eso llegará después. Abordaremos una serie de percances e incógnitas hasta que estén resueltas en su mayoría, con un procedimiento de evaluación y reflexión simple. Después de eso abordaremos ese asunto de la magia que ha mencionado. Tómese ese tiempo para decidir que hacer, no creo que nos movamos mientras tanto.
-- No sabia que fuera usted tan insistente, ni que fuera tan habladora -- Dijo Lisa, marcando el ritmo de la conversación
-- No suelo serlo, salvo a lo que merece ser contemplado. --
La Costurera hizo una pausa, agachó la cabeza y respiró con fuerza.
-- No le prometo nada -- Añadió al fin.
-- No se lo tome a mal – Dijo la costurera con nulo entusiasmo y un mal disimulado aburrimiento – Pero he escuchado fábulas mejores para niños y tengo otros quehaceres –Lanzando tras eso una mirada desaprobadora a Mirlo, que en cierta manera la había picado para estar aquí.
-- No se preocupe, no lo hago –Añadió con tranquilidad la mujer – La historia es real, y funciono, tenga – Entregando el pergamino de tal manera que Lisa Mirton se vio obligada a recogerlo.
--¿Qué son? –Contrapuso Mirlo mucho más curioso cuando recogió el suyo, formándose con ojos cargados de esperanza, un más que merecido sortilegio plasmado en el manuscrito a modo de recompensa.
La costurera más decidida desenrollo el pergamino, y este la obligó a fruncir el entrecejo. Su contenido era una representación burda de un receptáculo y aunque el círculo exterior e interior se veían bien definidos, las extrañas runas y símbolos se encontraban desordenados, con tamaños asimétricos y mal encauzados. La representación tenía esbozada en carboncillo una habitación, incluso una cama a un lado con anotaciones simples de sus medidas. La parte más compleja eran las señalizaciones y apuntes, tanto en la Lengua del Arte como en el sencillo común una decena de indicaciones, que iban desde notas matemáticas del diámetro de los círculos, la distancia entre ellos, así como explicaciones del significado de cada símbolo. El dibujante había aprovechado de tal manera la vitela que el espacio del dibujo de la cama se encontraba las frases que fueron mencionadas en la historia de la interlocutora.
-- Si todo lo dicho es verdad, según usted, lo que estoy viendo ahora es un circulo de invocación –Dejó caer la costurera mirando el pergamino –
-- Esta en lo correcto -- Respondió la Narradora
-- No se demasiado de estas cosas, así que no puedo serle de mucha ayuda, sea lo que sea que busque -- Contestó Lisa, escéptica
-- No busco nada en realidad, aun así Mirlo expresó su interés en este encuentro y mencionó el suyo propio por este tipo de artes, también me menciono que tenia unas bases e instrucción --
--La alineación de estos grabados está desordenada – Interrumpiendo la orientación de la conversación de forma deliberada – Tanto mi hermana mayor como yo sabemos de letras, leer y escribir, vamos, así que aunque no las entienda puedo reconocer cuando una mira a la virulé, claramente un trabajo muy deficiente, si es que en verdad lo hizo una niña --
Zalisha se puso a su lado y revisó el manuscrito con nuevos ojos mientras la otra mujer señalaba los caracteres desconocidos con un índice inquisitivo
-- No me había fijado hasta ahora, tiene buen ojo para el detalle, Lisa -- Halago con voz calmada y naturalidad por el hallazgo.
-- Soy costurera tengo que tenerlo –Puntualizó con cierto grado de orgullo personal, tras eso suspiro y todavía con el pergamino en la mano miró a Zalisha, concediéndole un minuto para explicarse y solo uno, y vaya si lo aprovecho.
-- Estamos en un claro entre infinidad de dunas, poco hay que hacer aquí, salvo meditar quienes somos y que podemos ser. Comprendo sus dudas…
-- La magia no lleva a nada bueno -- Interrumpió Lisa, esta vez con una actitud más cansada. Estaba claro que esta conversación había sucedido en mas ocasiones, con otros interlocutores.
-- Si, es verdad, en un pueblo quizás, conozco esa sensación ante la superstición. En mi situación decidí dejarla atrás, pero me lleve mi pasado conmigo, lo acepte, dejando lo terrenal en Reinos más prósperos. Le ofrezco lo mismo que a Mirlo, al menos pienselo. Pasado mañana hablaremos de las incorrecciones de lo que os he dado, pues la Theurgia, la invocación debe perfilarse por sus consecuencias, no por sus procedimientos, eso llegará después. Abordaremos una serie de percances e incógnitas hasta que estén resueltas en su mayoría, con un procedimiento de evaluación y reflexión simple. Después de eso abordaremos ese asunto de la magia que ha mencionado. Tómese ese tiempo para decidir que hacer, no creo que nos movamos mientras tanto.
-- No sabia que fuera usted tan insistente, ni que fuera tan habladora -- Dijo Lisa, marcando el ritmo de la conversación
-- No suelo serlo, salvo a lo que merece ser contemplado. --
La Costurera hizo una pausa, agachó la cabeza y respiró con fuerza.
-- No le prometo nada -- Añadió al fin.
Zalisha asintió y alargó la mano para levantar la tela de la carpa. Ambas personas marcharon y sólo una ofreció el pulgar hacia arriba como un raro símbolo de victoria hacia su provisional mentora. Zalisha desvió la mirada y simulo no haberlo visto, pues se figuraba el motivo del cómplice gesto y está claro que no le robaría emoción alguna de nuevo. Cuando las cortinas cayeron un nuevo testigo habló a la narradora, cobrando vida y dedicándole unas familiares palabras en tono de reproche.
-- Tenías que haberme dejado espacio para decir la moraleja de la historia, Zalisha. Así hubieras conseguido lo que buscabas.
-- No podemos intervenir –dijo al ave – Si lo hice fue porque Mirlo desencadenó este acontecimiento y así quise representarlo, pero no está en nuestra mano hacer nuestra voluntad, solo ser intérpretes de las señales de otros. El tiempo y una evaluación adecuada decidirá si portan el toque de Istus y si su hilo es tan dorado como el de los predestinados
-- Es una buena respuesta – Mencionó el ave, pues la estaba evaluando – Aunque.. te dijo que eras una chiquilla insistente
-- Insistente no, perseverante quizás--
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Lisa Mirton, antigua Costurera de Profesión, la tercera hermana de los Mirton, apareció junto a Mirlo dos días después, y se unió al emergente debate, no sin antes elaborar una tablilla de arcilla marcada con multitud de anotaciones con sus propias agujas de costura la noche de atrás. Charla que marcaría una serie de principios fundamentales para entender la Theurgia y multitud de conceptos y tecnicismos sobre lo que muchos mencionan como Rituales, pero que en verdad es una forma de entender lo que sería la manifestación por lo cual lo sagrado se presenta para fundar y refundar permanentemente el mundo, de empezar a ser conocido o sabido algo que estaba oculto, la de extender o comunicarse con los efectos de unas cosas con otras produciendo consecuencias
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Pero eso, mi querido lector será para otro momento…