Post by Lion on Sept 23, 2021 14:23:27 GMT 1
Las incontables tropas de los ejércitos de Rockham se reúnen en el frente. En las cercanías de la región de Augusto siempre con la mirada puesta en su objetivo, esa inmensa montaña de oscuridad y muerte causante de sus pesadillas, se agolpan los soldados de diverso rango acompañados de criaturas nunca vista y solo conocidas en leyendas y cuentas de viejas.
Algunos soldados claman animados ante lo desconocido del desafío que les espera. Por su parte los más conscientes guardan sepulcral silencio conforme la noche avanza, siempre con sus ojos clavados en la Ciudad de los Muertos. Algunos aprovechan los últimos días para jugar a las cartas y los dados, apostándose ese cuantioso sueldo que les prometieron, otros afilan sus espadas hasta el exceso con una obsesión insana mientras frenan sus temores y se aferran a la cordura.
Y al fondo en el campamento, dirección Noreste, un leve retumbar se escucha acompasado por el sonido de un tambor de guerra. Las luces de unas pocas antorchas empiezan a divisarse, cada vez más cerca y como un suave murmullo apenas audible, algunos de los reunidos comienzan a distinguir una tonadilla militar a lo lejos.
Caballeros sin espadas,
Luchadoras sin igual,
De lo más duro de Paugran,
Lo vamos a demostrar,
De los cielos llueve fuego,
La tierra abre sus entrañas,
Los diablos ceden los Infiernos,
Cuando la Tercera pasa,
Aunque caiga fatigado,
Aunque el sol queme mi piel,
Aunque muera peleando,
Cazador yo voy a ser,
Cazadores de No Muertos,
Asesinos de serpientes,
Aunque huyas al infierno,
Nunca podrás esconderte,
Si cayera peleando,
Si muriese en la batalla,
Os espero al otro lado,
Para obtener mi venganza.
Las luces del campamento empiezan a iluminar los rostros del pelotón que marcha para unirse con el resto de las filas de Los Vivos. Lo primero que se divisan son los estandartes que portan, unos estandartes desconocidos hasta la fecha pero en los que se puede leer “Cazadores de Rockham”.
Junto al emblema de los Cazadores desfilan un Blasón con un abeja reina llena de flechas y otro con una serpiente ahorcada sobre una hoguera.
El grupo de Cazadores avanza con paso firme y ruidoso por el campamento de los Vivos, todos con la mirada fija al frente. Sus rostros son más dignos de los mercenarios y ladrones de bajos barrios que de soldados al uso, aun así la disciplina en sus filas en ejemplar, nadie se mueve un centímetro de su posición ni un ápice de duda durante su paso atravesó del campamento. Ataviados con armas y armaduras de lo más variopintas, parecen más un grupo de mercenarios que miembros de la Inquisición.
Keizok lidera al grupo de Cazadores, que se dirigen hacia la carpa de Sir. Bennett Reinhart. Conforme camina va lanzando fugaces miradas hacia el estandarte de la serpiente, pensando en si alguien capto la sutileza del mensaje.
Algunos soldados claman animados ante lo desconocido del desafío que les espera. Por su parte los más conscientes guardan sepulcral silencio conforme la noche avanza, siempre con sus ojos clavados en la Ciudad de los Muertos. Algunos aprovechan los últimos días para jugar a las cartas y los dados, apostándose ese cuantioso sueldo que les prometieron, otros afilan sus espadas hasta el exceso con una obsesión insana mientras frenan sus temores y se aferran a la cordura.
Y al fondo en el campamento, dirección Noreste, un leve retumbar se escucha acompasado por el sonido de un tambor de guerra. Las luces de unas pocas antorchas empiezan a divisarse, cada vez más cerca y como un suave murmullo apenas audible, algunos de los reunidos comienzan a distinguir una tonadilla militar a lo lejos.
Caballeros sin espadas,
Luchadoras sin igual,
De lo más duro de Paugran,
Lo vamos a demostrar,
De los cielos llueve fuego,
La tierra abre sus entrañas,
Los diablos ceden los Infiernos,
Cuando la Tercera pasa,
Aunque caiga fatigado,
Aunque el sol queme mi piel,
Aunque muera peleando,
Cazador yo voy a ser,
Cazadores de No Muertos,
Asesinos de serpientes,
Aunque huyas al infierno,
Nunca podrás esconderte,
Si cayera peleando,
Si muriese en la batalla,
Os espero al otro lado,
Para obtener mi venganza.
Las luces del campamento empiezan a iluminar los rostros del pelotón que marcha para unirse con el resto de las filas de Los Vivos. Lo primero que se divisan son los estandartes que portan, unos estandartes desconocidos hasta la fecha pero en los que se puede leer “Cazadores de Rockham”.
Junto al emblema de los Cazadores desfilan un Blasón con un abeja reina llena de flechas y otro con una serpiente ahorcada sobre una hoguera.
El grupo de Cazadores avanza con paso firme y ruidoso por el campamento de los Vivos, todos con la mirada fija al frente. Sus rostros son más dignos de los mercenarios y ladrones de bajos barrios que de soldados al uso, aun así la disciplina en sus filas en ejemplar, nadie se mueve un centímetro de su posición ni un ápice de duda durante su paso atravesó del campamento. Ataviados con armas y armaduras de lo más variopintas, parecen más un grupo de mercenarios que miembros de la Inquisición.
Keizok lidera al grupo de Cazadores, que se dirigen hacia la carpa de Sir. Bennett Reinhart. Conforme camina va lanzando fugaces miradas hacia el estandarte de la serpiente, pensando en si alguien capto la sutileza del mensaje.